UN PERSONAJE AHORA YA LEGENDARIO
UN PERSONAJE AHORA YA LEGENDARIO
Hace como año y medio tuve la oportunidad de platicar con el padre Carlos Bonilla Machorro en las oficinas de la SEV, en donde coincidimos de manera fortuita. Allá por 1978, siendo yo estudiante de Derecho, había platicado con él, pues también coincidimos, pero en esa ocasión en la notaría del licenciado Manuel Carbonell de la Hoz.
QUE PADRE HABER CONOCIDO A GENTE TAN INTERESANTE
Hoy, al enterarme de su muerte, me siento afortunado de haber conocido, saludado y platicado en estas dos ocasiones con una persona tan importante, polémica, pero sobre todo ¡Histórica! Lo considero histórico en virtud a su integridad y porque no se rajó ni a los balazos en la defensa y práctica de lo que él consideró su ideal. Que, como él explicara en una de las últimas entrevistas que concedió, al estar con su entonces amigo el Obispo de Cuernavaca (una vez terminado el movimiento social cañero del que él fuera protagonista en 1973 y de ahí escribiera su libro "Caña amarga"), Sergio Méndez Arceo, comentó el padre Bonilla que le dijo a su superior: "Señor, me apegué a las Escrituras, quise ser la voz de los que no tenían voz". Y el entonces obispo de Cuernavaca le respondió: "No, no fuiste voz de los que no tienen voz, fuiste un grito de los que no tenían voz".
HASTA CAFÉ TOMAMOS DE LO BUENA DE LA CONVERSACIÓN
La última conversación que tuve con él fue en la oficina del licenciado Edgar Spinoso Carrera, en sus oficinas de la oficialía mayor de la SEV (sobrino de aquel también legendario e íntegro líder cañero, Roque Spinoso, a quien el padre Bonilla ayudara y protegiera siempre, gracias a lo cual salió libre sin cargo alguno cuando injustamente fuera apresado, precisamente por la defensa que hiciera de los cañeros, aunque después fuera alevosamente asesinado en una emboscada junto con varios de sus seguidores y las autoridades en ese entonces nada investigaron). Ahí el sacerdote recordó cuando el encuentro en las oficinas del Lic. Carbonell. Y todavía se ganó más mi admiración y respeto el señor cura en virtud de que sobre la conversación le pregunté respecto al retiro de que había sido objeto por parte de la Iglesia, a lo que él jamás dijo una sola palabra de reproche, ni contra de la institución, pero sí en contra del clero, pues delimitó muy bien ambas esferas y me dijo además no estar arrepentido de haberse casado y haber formado una familia. Con lo cual acabé por abrazarlo, en función a que él fue uno de los que a cabalidad cumplió con su misión de ayuda cristiana.
COINCIDIMOS EN OPINIÓN
Lo que también me llamó mucho la atención, en función a su gran integridad y solvencia moral, es que coincidimos los dos durante la conversación en la opinión respecto a nuestro actual Gobernador, licenciado Fidel Herrera Beltrán, a quien él calificó como un político fuera de serie, de gran liderazgo, con mucho trabajo a favor de los que menos tienen y me dijo que personas como Fidel (así se refería a nuestro Gober), nace uno cada cien años. Por lo tanto, alguien de la estatura moral e histórica del cura Carlos Bonilla Machorro, no puede ni pudo haber estado equivocado en sus conceptos.
Seguimos hablando de un sin fin de tópicos (todos con respecto a su gran apostolado, pues aproveché para "servirme con la cuchara grande") y entramos a lo que se definió como la "teoría de la liberación", a lo que le pregunté si él era de tal línea y me respondió: "Nada tuvo que ver mi participación con los cañeros con el marxismo, sino que todo lo vi a través de la fe, y la Iglesia debe ser liberadora pues sólo así se cumple con el cristianismo, porque de lo contrario, uno no sirve".
ASÍ LO HABRÍA DEFINIDO AGUSTÍN LARA
Descanse en paz este gran sacerdote, quien sin duda tenía (y tiene ahora en memoria) mi respeto y admiración, trayéndome a la memoria aquella dedicatoria que Agustín Lara le hiciera a mi gran amigo, confesor y guía espiritual, el padre Arturo López Islas en una foto que el padre Arturo se tomara con el músico poeta: "Para Arturo ¡Un padre a toda madre! Así definiría yo también al presbítero Carlos Bonilla Machorro.
http: losbuenosdias.blogspot.com
correo: losbuenosdias@gmail.com
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Hace como año y medio tuve la oportunidad de platicar con el padre Carlos Bonilla Machorro en las oficinas de la SEV, en donde coincidimos de manera fortuita. Allá por 1978, siendo yo estudiante de Derecho, había platicado con él, pues también coincidimos, pero en esa ocasión en la notaría del licenciado Manuel Carbonell de la Hoz.
QUE PADRE HABER CONOCIDO A GENTE TAN INTERESANTE
Hoy, al enterarme de su muerte, me siento afortunado de haber conocido, saludado y platicado en estas dos ocasiones con una persona tan importante, polémica, pero sobre todo ¡Histórica! Lo considero histórico en virtud a su integridad y porque no se rajó ni a los balazos en la defensa y práctica de lo que él consideró su ideal. Que, como él explicara en una de las últimas entrevistas que concedió, al estar con su entonces amigo el Obispo de Cuernavaca (una vez terminado el movimiento social cañero del que él fuera protagonista en 1973 y de ahí escribiera su libro "Caña amarga"), Sergio Méndez Arceo, comentó el padre Bonilla que le dijo a su superior: "Señor, me apegué a las Escrituras, quise ser la voz de los que no tenían voz". Y el entonces obispo de Cuernavaca le respondió: "No, no fuiste voz de los que no tienen voz, fuiste un grito de los que no tenían voz".
HASTA CAFÉ TOMAMOS DE LO BUENA DE LA CONVERSACIÓN
La última conversación que tuve con él fue en la oficina del licenciado Edgar Spinoso Carrera, en sus oficinas de la oficialía mayor de la SEV (sobrino de aquel también legendario e íntegro líder cañero, Roque Spinoso, a quien el padre Bonilla ayudara y protegiera siempre, gracias a lo cual salió libre sin cargo alguno cuando injustamente fuera apresado, precisamente por la defensa que hiciera de los cañeros, aunque después fuera alevosamente asesinado en una emboscada junto con varios de sus seguidores y las autoridades en ese entonces nada investigaron). Ahí el sacerdote recordó cuando el encuentro en las oficinas del Lic. Carbonell. Y todavía se ganó más mi admiración y respeto el señor cura en virtud de que sobre la conversación le pregunté respecto al retiro de que había sido objeto por parte de la Iglesia, a lo que él jamás dijo una sola palabra de reproche, ni contra de la institución, pero sí en contra del clero, pues delimitó muy bien ambas esferas y me dijo además no estar arrepentido de haberse casado y haber formado una familia. Con lo cual acabé por abrazarlo, en función a que él fue uno de los que a cabalidad cumplió con su misión de ayuda cristiana.
COINCIDIMOS EN OPINIÓN
Lo que también me llamó mucho la atención, en función a su gran integridad y solvencia moral, es que coincidimos los dos durante la conversación en la opinión respecto a nuestro actual Gobernador, licenciado Fidel Herrera Beltrán, a quien él calificó como un político fuera de serie, de gran liderazgo, con mucho trabajo a favor de los que menos tienen y me dijo que personas como Fidel (así se refería a nuestro Gober), nace uno cada cien años. Por lo tanto, alguien de la estatura moral e histórica del cura Carlos Bonilla Machorro, no puede ni pudo haber estado equivocado en sus conceptos.
Seguimos hablando de un sin fin de tópicos (todos con respecto a su gran apostolado, pues aproveché para "servirme con la cuchara grande") y entramos a lo que se definió como la "teoría de la liberación", a lo que le pregunté si él era de tal línea y me respondió: "Nada tuvo que ver mi participación con los cañeros con el marxismo, sino que todo lo vi a través de la fe, y la Iglesia debe ser liberadora pues sólo así se cumple con el cristianismo, porque de lo contrario, uno no sirve".
ASÍ LO HABRÍA DEFINIDO AGUSTÍN LARA
Descanse en paz este gran sacerdote, quien sin duda tenía (y tiene ahora en memoria) mi respeto y admiración, trayéndome a la memoria aquella dedicatoria que Agustín Lara le hiciera a mi gran amigo, confesor y guía espiritual, el padre Arturo López Islas en una foto que el padre Arturo se tomara con el músico poeta: "Para Arturo ¡Un padre a toda madre! Así definiría yo también al presbítero Carlos Bonilla Machorro.
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