¡TODO UN ACONTECER!
¡TODO UN ACONTECER!
¡He logrado vivir un fin de semana sin celular! Tenía años de no poder experimentar tal estado de vida, pues de todo el tiempo he debido traer el celular, ya bien en la cintura, en la mano, en la bolsa de la camisa o en la "vaspapú". Pero, el otro día con motivo de mi "gripa inmortal" y que buen parte del tiempo me la pase en casa, en una expectoración bañera el aparatejo fue a parar al lavabo, el cual estaba lleno de agua y por más que traté de rescatarlo: too late baby.
Debo admitir es y ha sido toda un experiencia vivir sin la esclavitud del "móvil" (le llaman los españoles, como también muy atinadamente le han dado en apodar el invento del diablo (-nada más adecuado-), paz, silencio, cero carreras y cero aprehensión.
Incuestionablemente el celular se ha convertido, no en un sistema o medio de vida, sino en una auténtica carga para la vida. A mí me llama mucho la atención ver como los jovencitos traen en todo momento un artefacto electrónico, ya bien el celular o esos aparatejos por donde se pueden escuchar como más de mil canciones y se ven tan entretenidos los chamacos, que realmente me pregunto si además de esta electrónica motivación tendrán alguna otra en esta vida.
HOY TODO ES ELECTRÓNICA
En una ocasión les platiqué respecto a que ahora los niños incluso ya no saben ni subirse a los árboles, cuando que en mi generación era de lo más común que toda la chiquillada, cual mico arañas anduviéramos arriba de los árboles y de vez en vez amarrarse unos zapotazos de antología, pero, una vez recuperados del percance ¡Al ataque mis comanches!
Y hoy, en virtud a tanta cuestión electrónica quién sabe qué cosas harán los muchachos aparte de estar todo el día con el cerebro ocupado por tanta cosa que les entra por los oídos, ahora no sólo ya no leen, sino que además ya les están evitando pensar ¡Qué horror!
Independientemente de que la humanidad ha convertido al celular en su medio de vida en el presente, pues hasta el más humilde de los humildes trae su celular. Sin duda alguna es el mejor negocio del momento y la basura se contamina ahora con millones y millones de tarjetas para mantener activo los celulares en lo que la economía familiar se ve afectada de manera terrible por esta práctica.
No estoy de negativo, pero ¿Qué caso tiene hablar tanto tiempo y a cada rato por el fachoso celular? Otra necesidad ficticia y creada en aras del consumismo.
¡NO PASA NADA!
Por lo pronto, ando un tanto capulino en función a que durante tres días he andado sin celular logrando comprender, además ¡Qué no pasa nada!
Todo el sacrosanto domingo me la he pasado recochineándome en la cama, leyendo y escuchando música, lo cual es todo un poema al espíritu, el cual, gracias a la ausencia del celular lo he mantenido en calma. Ayer lunes ya tuve que andar en friega consiguiendo la reposición del celular en virtud de que mi trabajo y actividad laboral exigen traiga yo el adminículo ese como parte integrante de mi anatomía.
PARA ENTONCES, O YA CHUPE FAROS Y ME CAMBIE DE PLANETA
Afortunadamente, para cuando alguien invente el integrar el teléfono móvil al cerebro mismo del ser humano, como ahora se hace con los "chips" escondidos en el cuerpo, o ya voy a estar hartamente "veterano de la revolución" o sencillamente me negaré a integrarme tal accesorio, pues eso si va a ser de lo más calamitoso y prueba fehaciente de que el ser humano ha entregado el espíritu por entero a la tecnología. Vendría a ser la puesta en realidad de aquella película de Charles Chaplin en donde criticaba la fabricación en cadena, en donde se despersonificaba de manera total al obrero convirtiéndolo en parte misma de la maquinaria; obvio, tal situación ya ha sucedido, pero, sólo falta ahora al ser humano se le arrebate hasta la independencia de pensar en virtud a un chip, controlado quién sabe por quién ¡Dios mío!, estos serán entonces si los tiempos del Anticristo o la puesta al día de la novela de Un Mundo Feliz, escrita a principios del siglo XX por Aldous Huxley. Todo realmente terrorífico, pero, para entonces yo ya debo haber chupado faros.
http: //losbuenosdias.blogspot.com
correo: losbuenosdias@gmail.com
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¡He logrado vivir un fin de semana sin celular! Tenía años de no poder experimentar tal estado de vida, pues de todo el tiempo he debido traer el celular, ya bien en la cintura, en la mano, en la bolsa de la camisa o en la "vaspapú". Pero, el otro día con motivo de mi "gripa inmortal" y que buen parte del tiempo me la pase en casa, en una expectoración bañera el aparatejo fue a parar al lavabo, el cual estaba lleno de agua y por más que traté de rescatarlo: too late baby.
Debo admitir es y ha sido toda un experiencia vivir sin la esclavitud del "móvil" (le llaman los españoles, como también muy atinadamente le han dado en apodar el invento del diablo (-nada más adecuado-), paz, silencio, cero carreras y cero aprehensión.
Incuestionablemente el celular se ha convertido, no en un sistema o medio de vida, sino en una auténtica carga para la vida. A mí me llama mucho la atención ver como los jovencitos traen en todo momento un artefacto electrónico, ya bien el celular o esos aparatejos por donde se pueden escuchar como más de mil canciones y se ven tan entretenidos los chamacos, que realmente me pregunto si además de esta electrónica motivación tendrán alguna otra en esta vida.
HOY TODO ES ELECTRÓNICA
En una ocasión les platiqué respecto a que ahora los niños incluso ya no saben ni subirse a los árboles, cuando que en mi generación era de lo más común que toda la chiquillada, cual mico arañas anduviéramos arriba de los árboles y de vez en vez amarrarse unos zapotazos de antología, pero, una vez recuperados del percance ¡Al ataque mis comanches!
Y hoy, en virtud a tanta cuestión electrónica quién sabe qué cosas harán los muchachos aparte de estar todo el día con el cerebro ocupado por tanta cosa que les entra por los oídos, ahora no sólo ya no leen, sino que además ya les están evitando pensar ¡Qué horror!
Independientemente de que la humanidad ha convertido al celular en su medio de vida en el presente, pues hasta el más humilde de los humildes trae su celular. Sin duda alguna es el mejor negocio del momento y la basura se contamina ahora con millones y millones de tarjetas para mantener activo los celulares en lo que la economía familiar se ve afectada de manera terrible por esta práctica.
No estoy de negativo, pero ¿Qué caso tiene hablar tanto tiempo y a cada rato por el fachoso celular? Otra necesidad ficticia y creada en aras del consumismo.
¡NO PASA NADA!
Por lo pronto, ando un tanto capulino en función a que durante tres días he andado sin celular logrando comprender, además ¡Qué no pasa nada!
Todo el sacrosanto domingo me la he pasado recochineándome en la cama, leyendo y escuchando música, lo cual es todo un poema al espíritu, el cual, gracias a la ausencia del celular lo he mantenido en calma. Ayer lunes ya tuve que andar en friega consiguiendo la reposición del celular en virtud de que mi trabajo y actividad laboral exigen traiga yo el adminículo ese como parte integrante de mi anatomía.
PARA ENTONCES, O YA CHUPE FAROS Y ME CAMBIE DE PLANETA
Afortunadamente, para cuando alguien invente el integrar el teléfono móvil al cerebro mismo del ser humano, como ahora se hace con los "chips" escondidos en el cuerpo, o ya voy a estar hartamente "veterano de la revolución" o sencillamente me negaré a integrarme tal accesorio, pues eso si va a ser de lo más calamitoso y prueba fehaciente de que el ser humano ha entregado el espíritu por entero a la tecnología. Vendría a ser la puesta en realidad de aquella película de Charles Chaplin en donde criticaba la fabricación en cadena, en donde se despersonificaba de manera total al obrero convirtiéndolo en parte misma de la maquinaria; obvio, tal situación ya ha sucedido, pero, sólo falta ahora al ser humano se le arrebate hasta la independencia de pensar en virtud a un chip, controlado quién sabe por quién ¡Dios mío!, estos serán entonces si los tiempos del Anticristo o la puesta al día de la novela de Un Mundo Feliz, escrita a principios del siglo XX por Aldous Huxley. Todo realmente terrorífico, pero, para entonces yo ya debo haber chupado faros.
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