SER O TENER
SER O TENER
En torno a una mesa de café, el otro día, en compañía y charla con un buen amigo, concluíamos de que no es que estemos mal en esta época actual, sino que sencillamente, apelando a aquel libro de Erich Fromm, estamos en la plena época del tener en lugar del ser (la obra de referencia se llama "Ser o tener") y en virtud de que al parecer toda la comunidad ha optado por el tener, es que andamos todos agarrados del moco, tratándonos de arrebatar de una u otra forma lo que tenemos a fin de poseer más ¿Con qué fin? ¡Sepa la bola!, pero, la cosa es tener, tener y tener. Esto me lleva a aquel comentario de Rius, en su gustado cuento semanal de "Los Agachados", en donde habla, allá en la década de los 70s, respecto al consumismo, se ve cómo está un pobre cuate carente de piernas, sobre un carrito con llantas de baleros, y se le ve al individuo sosteniendo un par de calcetines en la mano, en lo que con gran cara de felicidad se lee está diciendo: "No se para qué me van a servir, pero ¡Los compre porque estaban en barata!".
¡EL CONSUMO DE ANSIOLITICOS AL ALZA!
Pues al parece así andamos ahora en este tiempo presente por la vida la mayoría de los seres humanos, comprando toda una gama de artilugios, sobre todo de tipo electrónico, dizque "para hacernos la vida más fácil", pero, en lo que el consumo de ansiolíticos va al alza, se sigue en el consumismo inmisericorde aunque el nivel de vida vaya en franca picada ¿O no?
NO HABIA TANTO SATISFACTOR, PERO SI UNA GRAN CALIDAD DE VIDA
Le decía yo a mi amigo que recuerdo como en la pasada generación (o sea, la de nuestros padres), la gente cantaba en lo que hacía sus quehaceres o trabajo, les alcanzaba el tiempo para todo y no existía el hoy tan cacaraqueado estrés. Cuando infante, los fines de semana (como ya se los he platicado en otras ocasiones) me los iba a pasar a la casa de mi abuelita materna, en donde vivía una de mis tías y otros parientes se daban cita ahí. Les juro que en lo absoluto había lujo de ninguna clase ¡Ni TV blanco y negro!, eso sí, el infaltable radio se encontraba prendido por las mañanas y tarde-noche, para efectos de las ¡Radionovelas! En lo que una de mis tías hacía la comida, otra barría y sacudía en lo que mi abuelita sentada al comedor animaba la plática que había entre ellas, soltándose de vez en vez a reír o a carcajearse por motivo de alguna anécdota que contaban o recordaban.
¡VIVA LA VIDA!
De la radio salían también las melodías del momento, sobre todo los danzones y ya bien los cantaban o tarareaban mis queridas y ancestrales parientas, si acataba y o a pasar por ahí, invariablemente mi tía Luz (que era la más alegre de todas), me jalaba hacia ella en lo que me decía: "Ven a bailar conmigo Memo, para que vayas aprendiendo para cuando saques a bailar a una muchachona" ¡Y arroz que estoy a dieta!, a mi corta estatura apenas le llegaba yo por la cintura a mi tía, pero, eso nunca fue obstáculo para seguirla en sus rítmicos pasos al son de "Nereidas", en lo que mi otra tía y mi abuela fungían de árbitros del improvisado baile. Acabada la melodía salía yo pies en polvorosa para el patio a seguir jugando.
AUN NO SE VENDÍA EL ALMA
¡Hombre!, que esto era una vida sencilla, bucólica, tal vez harto provinciana, pero, les juro que hoy recuerdo todo ello con nostalgia. Y, había muertos en aquel entonces y violencia, pero nunca como la que hoy hay, tal vez esto sea porque, ahora nos empecinamos más en tener que en vivir, y lo queramos o no, antes no se tenía que tener tanta cosa para "vivir", sino sencillamente había más para comer y poder vivir con gran calidad.
http://losbuenosdias.blogspot.com
correo:losbuenosdias@mail.com
Cuida tu aguinaldo y tus cuentas bancarias, OTTO te enseña cómo.
En torno a una mesa de café, el otro día, en compañía y charla con un buen amigo, concluíamos de que no es que estemos mal en esta época actual, sino que sencillamente, apelando a aquel libro de Erich Fromm, estamos en la plena época del tener en lugar del ser (la obra de referencia se llama "Ser o tener") y en virtud de que al parecer toda la comunidad ha optado por el tener, es que andamos todos agarrados del moco, tratándonos de arrebatar de una u otra forma lo que tenemos a fin de poseer más ¿Con qué fin? ¡Sepa la bola!, pero, la cosa es tener, tener y tener. Esto me lleva a aquel comentario de Rius, en su gustado cuento semanal de "Los Agachados", en donde habla, allá en la década de los 70s, respecto al consumismo, se ve cómo está un pobre cuate carente de piernas, sobre un carrito con llantas de baleros, y se le ve al individuo sosteniendo un par de calcetines en la mano, en lo que con gran cara de felicidad se lee está diciendo: "No se para qué me van a servir, pero ¡Los compre porque estaban en barata!".
¡EL CONSUMO DE ANSIOLITICOS AL ALZA!
Pues al parece así andamos ahora en este tiempo presente por la vida la mayoría de los seres humanos, comprando toda una gama de artilugios, sobre todo de tipo electrónico, dizque "para hacernos la vida más fácil", pero, en lo que el consumo de ansiolíticos va al alza, se sigue en el consumismo inmisericorde aunque el nivel de vida vaya en franca picada ¿O no?
NO HABIA TANTO SATISFACTOR, PERO SI UNA GRAN CALIDAD DE VIDA
Le decía yo a mi amigo que recuerdo como en la pasada generación (o sea, la de nuestros padres), la gente cantaba en lo que hacía sus quehaceres o trabajo, les alcanzaba el tiempo para todo y no existía el hoy tan cacaraqueado estrés. Cuando infante, los fines de semana (como ya se los he platicado en otras ocasiones) me los iba a pasar a la casa de mi abuelita materna, en donde vivía una de mis tías y otros parientes se daban cita ahí. Les juro que en lo absoluto había lujo de ninguna clase ¡Ni TV blanco y negro!, eso sí, el infaltable radio se encontraba prendido por las mañanas y tarde-noche, para efectos de las ¡Radionovelas! En lo que una de mis tías hacía la comida, otra barría y sacudía en lo que mi abuelita sentada al comedor animaba la plática que había entre ellas, soltándose de vez en vez a reír o a carcajearse por motivo de alguna anécdota que contaban o recordaban.
¡VIVA LA VIDA!
De la radio salían también las melodías del momento, sobre todo los danzones y ya bien los cantaban o tarareaban mis queridas y ancestrales parientas, si acataba y o a pasar por ahí, invariablemente mi tía Luz (que era la más alegre de todas), me jalaba hacia ella en lo que me decía: "Ven a bailar conmigo Memo, para que vayas aprendiendo para cuando saques a bailar a una muchachona" ¡Y arroz que estoy a dieta!, a mi corta estatura apenas le llegaba yo por la cintura a mi tía, pero, eso nunca fue obstáculo para seguirla en sus rítmicos pasos al son de "Nereidas", en lo que mi otra tía y mi abuela fungían de árbitros del improvisado baile. Acabada la melodía salía yo pies en polvorosa para el patio a seguir jugando.
AUN NO SE VENDÍA EL ALMA
¡Hombre!, que esto era una vida sencilla, bucólica, tal vez harto provinciana, pero, les juro que hoy recuerdo todo ello con nostalgia. Y, había muertos en aquel entonces y violencia, pero nunca como la que hoy hay, tal vez esto sea porque, ahora nos empecinamos más en tener que en vivir, y lo queramos o no, antes no se tenía que tener tanta cosa para "vivir", sino sencillamente había más para comer y poder vivir con gran calidad.
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