LA FE EN LA ERRATAS

LA FE EN LA ERRATAS
El otro día leyendo un artículo sobre una quejumbrosa observación de Jorge Luis Borges respecto a que sus poemas sin erratas no eran lo mismo, tal observación me hizo remontarme una vez más a la figura de los "duendes de la redacción" y realmente prorrumpí casi en carcajadas al recordar algunas "erratas" que en su momento si lograron pararme los pelos de punta.
QUÉ DE ANECDOTAS LAS CONTADAS POR DOÑA BERTHA
Aunque otras, contadas por mi gran amigo y benefactor, Don Juan Malpica Mimendi y por mi Directora General, la señora Bertha Rosalía Malpica Martínez de Ahued, realmente, no sólo son jocosas, sino grandemente ilustrativas de lo que es el periodismo en marcha.
Me cuenta Doña Bertha, que en una ocasión su abuelo, Don Juan Malpica Silva le insistía a su papá respecto a la inclusión de un general en un artículo, en donde se criticaba la actuación del militar. Don Juan Malpica Mimendi le hacía la respetuosa aclaración a su padre que se trataba de otro general, entonces Don Juan Malpica Silva, insistió en tener la razón y salió en la publicación el nombre del General que él decía. Como es lógico, al segundo día llegó la aclaración por parte del General mencionado y se tuvo que hacer la "fe de erratas" correspondiente. Pero, pasando el tiempo, un colaborador de la redacción, me dice mi Directora, el señor Cayetano Gómez Peña, quien incluso era de más edad que su abuelo, se equivocó en una nota y citó erróneamente el nombre de otro coronel que nada tenía que ver con lo sucedido; entonces, Don Juan Malpica Silva, llamó la atención a Don Cayetano diciéndole tuviera más cuidado con la forma como escribía. Me refiere Doña Berthita que el subalterno le respondió a su abuelo: "
A qué Don Juanito, yo me equivoqué de Coronel pero él se equivocó de General". A lo que su abuelo dice mi Directora, guardó silencio y siguió leyendo imperturbable el periódico.
"¡LA JAIBA CRUJE!"
En el suplemento de aniversario del año pasado, Doña Bertha incluyó el artículo de "La jaiba ruje", escrito por su papá, Don Juan Malpica Mimendi, anécdota que estoy seguro Don Juan la cita en su amenísimo libro "Vivencias", entre muchas otras narrativas. Sintiéndose él cansado y con prisa porque acabando el trabajo salía de cacería, se confió a los formadores que poseían una excelente ortografía, firmó de visto bueno la galera y ésta se fue a impresión. Pero, cuál sería la sorpresa de Don Juan que al otro día recibió una carta aclaratoria respecto a que las jaibas no rugían, entonces, al leer su artículo se percató que alguien sin mala intención, en lugar de transcribir "la jaiba cruje", dejó en los tipos de plomo "la jaiba ruje".
CUANDO EL "DIFUNTO" RECIBIO PERSONALMENTE LOS PÉSAMES
En otra ocasión Don Juan me habló un tanto preocupado, aunque ya para en la tarde todo era risa y anecdotario, incluyendo al compadre de Don Juan que resultó agraviado, el profesor Rafael Arriola Molina. Resulta que un grupo de amigos lo felicitaron con motivo de su aniversario como maestro normalista y el empleado encargado de hacer la felicitación, estando en el más absoluto despiste, le dio el acabado de una esquela. Me dice Don Juan su compadre le había hablado un tanto alarmado pues varios amigos le había hablado dándole el pésame personalmente.
IRACUNDA Y ENCOLERIZADA SE VEÍA AUN MAS GUAPA
Cuando estuve en el departamento de Publicidad, cómo me acuerdo de la siempre joven y guapa asesora de imagen, la señora Nena de la Reguera, cuando en una ocasión llegó hecha una furia porque también en el departamento de arte se habían equivocado al diseñarle su anuncio que salía con: "Antes y después". En el primer caso se mostraba la foto de una chica antes de pasar por las clases de imagen de La Nena, y lógico, el "después" una vez transcurrido el curso correspondiente. Luciendo totalmente cambiada y bella en esta última versión. Pues el anuncio salio invertido y el "antes" correspondía al "después" y según me espetó la señora de La Reguera, esa vez no fue nadie a su curso.
CREO ESTA ES LA MEJOR ¡COMO PARA RIPLEY!
Pero, en donde creo fue como para Ripley y aquí si no doy nombres "por causas obvias", es cuando alguien quien escribe una de las varias columnas de sociales de El Dictamen, vino en el colmo de la pesadumbre (que conste ni siquiera género incluyo) a verme y me mostró la parte en donde estaba condoliéndose por una amiga que había sido recién operada en función a padecer amigdalitis, y a la hora de la transcripción, el "capturista", en lugar de amigdalitis cambió la palabra y escribió "orquitis" (inflamación de aquellos que les conta en los caballeros). Quien firmaba la columna me dijo con extrema tristeza: "Y ni para hacer nota aclaratoria o fe de erratas".
LAS QUEJUMBRES DE MI QUERIDA AMIGA MARCELITA PRADO
La presente narrativa obedece también a que el otro día mi buena amiga Marcelita Prado, coordinadora de la Sección de la Tercera Edad, se quejó amargamente de lo difícil que resulta luego el combatir a los "duendes de la redacción", pues por ahí alguien también había matado en el escrito de la señora Teresa Gómez de González al esposo de ésta.
Pero, pasado el susto, todo queda para el anecdotario y de eso sé y considero, nuestra querida Marcelita la Terrible tiene para dar y contar casi en calidad de hacer un libro ¿O no mi estimada amigocha?
Esto del periodismo y la supervisión de la hechura de uno es algo realmente estimulante el grado ¡Inenarrable!, de pronto se le dispara a uno el colesterol hasta el tope y se va uno a la cama con infinidad de dudas, pero, de que es bello y único ni quién lo dude y para muestra lo aquí descrito.

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