GUILLERMO EL PREPOTENTE

GUILLERMO EL PREPOTENTE
Pues nada, tal título se me ha ocurrido en virtud de que ando de suerte con los señores representantes de la autoridad. Ayer fue el turno de un señor oficial de Tránsito Municipal de Veracruz, el cual, se encontraba "controlando" el tráfico vehicular en Cinco de Mayo y Arista y digo "controlando", porque inexplicablemente estaban impidiendo la circulación hacia Independencia y por esta avenida se veía estaban fluyendo con regularidad los vehículos y hasta el semáforo estaba funcionando ¿Por qué se impedía el acceso por Arista? Esa es la respuesta que busqué al pedir al señor agente de tránsito (desde el lugar del copiloto en mi vehículo) me dejara pasar, pues amén de presentarse una acción urgente para mí, se notaba no estaba interrumpida la circulación por Independencia por lo que no había razón de ser de la interrupción del flujo de automóviles; el agente, sin siquiera dirigirme la mirada se concretó a responder: "Tengo órdenes de no dejar pasar por aquí los vehículos y no pasa ninguno".
EL QUE SE RIE SE LLEVA
Insistí en mi petición, agregando trabajaba yo en este centro laboral y entonces el señor agente de tránsito se dignó a mirar con ojos misericordiosos a esta porción de su grey amada, y al verme me espetó: "¡Ah! ¡Es usted el del club de los prepotentes!". No sé si esto fue en alusión a lo que escribí el otro día sobre mi "affair" con el policleto, si de algún lado me conoce o en alguna cantina o crujía coincidimos. Pero juro, que yo ni tomo con cualquiera y mucho menos he estado en el "bote", amén de tener una actividad para vivir lícita y honesta, por lo que nunca pude haber interactuado con este joven pero petulante representante de la ley y el orden vial. Por lo que ya entrado en gastos y habiendo roto el turrón el señor "tamarindo rayado" (si él me ha llamado "integrante del club de los prepotentes" sin que nos hubiese presentado alguien, tengo entonces todo el derecho de decirle hasta pita morada) y para que no se diga que no me gusta el argüende, le respondí: "¡Pues de aquí no me quito hasta que me dejes pasar!" (le cambié del usted al tú, para poder estar a su nivel de tamalera irredenta y poder lograr la comunicación que él tácitamente exigía) me hice hacia un espacio que estaba en la esquina para no afectar al resto de los conductores (tampoco quería caer en una acción excesiva de meterme a la fuerza en Arista hacia Independencia) y reiniciar el cruento diálogo con el susodicho y ver por qué, en su calidad de representante de la autoridad me agredía.
ME SENTI ARTISTA
Pero, antes de apearme de mi vehículo, el señor agente de tránsito sacó una minicámara fotográfica y comenzó a tomarme fotos a mí, a mi secretario y a mi camioneta en lo que daba parte de lo ocurrido por su radio a alguien. Ante el hecho, para no romper lanzas y caer en discusión con Mr. Tamarindo, en lo que intenté localizar vía celular a una oreja sensible en la Dirección de Tránsito Municipal, del radio del "Tama" surgió una voz que dijo: "Ya terminó el operativo de la coronación, deja fluir el tráfico". O sea, si no se da el incidente, el sacrosanto tamarindo sencillamente iba a mantener el mazacote de vehículos porque, o no se había percatado la circulación se había normalizado por Independencia, o sencillamente como el cuento ese del español al estar dictando su testamento: "Y si me muero en Santander que me entierren en Bilbao y si me muero en Bilbao que me entierren en Santander", y a pregunta discreta del notario de: "¿Y porqué esta disposición señor?". El aludido responde acremente: "¡Por joder!".
Por lo pronto, todos los conductores deberán portar ahora una vídeo cámara para estar a tono con la "modernidad" de los tamarindos y dificultarles un poco cuando quieren voltear todo a favor de ellos.
EL MANCEBO DESAPARECIO
Y como no es indio el que no se venga, en tratando de engalanar esta "calumnia" con la foto del señor agente de tránsito, llegando a este recinto del deber y del trabajo, le pedí el favor a un compañero le fuera a tomar una foto al interfecto, pero, el señor había desaparecido ¡Y se desapareció! No fue posible encontrarlo más. Pero, en mis pinitos realizados como periodista ya he agarrado algunos golpes, por lo que primeramente me fue dado el apodo como el susodicho es conocido en el ambiente del bajo mundo: "La Zarigüeya". Posteriormente indagué su nombre de pila: Jesús Montenegro Alonso.
NO DEJAN DE LLEGAR E-MAILS SOBRE EXPERIENCIAS CON LA LEY
Y, no estoy en acción prepotente, pero, si ustedes vieran la de e-mails que he recibido con motivo de la "calumnia" sobre el policleto, en donde hasta me cuentan que tanto gente de tal corporación, como los de tránsito municipal como práctica común llevan a los "intervenidos" hasta sus domicilios (el de los "intervenidos", obvio) o a los cajeros automáticos para que les sea entregado a los superagentes el producto de la "negociación" de las multas, se me hizo adecuado platicar sobre la actitud grosera de este agente, que dicho sea de paso, jamás me solicitó "arreglo" alguno, pero, no tenía él ningún motivo para llamarme "del club de los prepotentes". Y, como se los dije en el caso del policleto, si así se conducen con ciudadanos que tienen la fortuna y oportunidad de contar con un foro ¡Qué no le dirán a aquellos que no pueden alzar la voz! Y deben, como me lo explican varios lectores, "caerse" ante la terrible amenaza de enfrentar un enorme aparato burocrático, sobre todo activado mediante mentiras, calumnia
s y ahora "fotografías".
¡VOOOOY! ¿USTED NO HA PECADO EN SU ACTIVIDAD EN EL IMSS?
Por cierto, acuso de recibido el mensaje de alguien (integrante del incorruptible cuerpo de trabajadores del IMSS) quien opinó a un amigo que yo estaba mal en exhibir a un policía y al otro día escribir que se debía obedecer la Constitución, cuando estaba admitiendo haberme pasado dos semáforos en rojo.
JAMAS HE DICHO SEA YO DISCIPULO DE LA MADRE TERESA
Bueno, sin echarme porras, jamás he adoptado una actitud de "virgen vestal agredida". Sí, incurrí en falta en virtud a una emergencia y arrostro las consecuencias, pero jamás eludí admitir mi infracción a la norma, lo que estaba exhibiendo era la voracidad del policía como muestra del atropello que diariamente padece la ciudadanía por parte de gente que no cumple con su deber y en cambio tratan de "negociar", cuando que ya hasta los sueldos y prestaciones les han mejorado (a los policletos y a los tamarindos). Por cierto, en función a la cuestión de haberme pasado los dos altos, me permito revivirles un chiste del siempre ingenioso José Pérez de León, en su siempre gustada sección "Remate Dominical": "A esta muchacha le apodaban el semáforo, pues después de las doce de la noche nadie la respetaba".

Correo: losbuenosdias@gmail.com

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