¡QUE CALOR!

¡QUE CALOR!
Por cuestiones del deber y del trabajo fui a dar el día martes a la ciudad de México y ¡Qué calor tan espantoso en la gran ciudad capital del país! ¡Hijote!, se da un quien vive con Xalapa. Nunca había yo sentido tanto calor en el D.F., y miren que tuve la muy grandiosa oportunidad de vivir dos años en esa gran metrópoli y no obstante el uso del traje para los caballeros era obligatorio diariamente (ayer pude ver más playeras, camisas fuera de los pantalones y mezclilla rasgada que trajes en los caballeros; como también mucha informalidad en el vestido de las damas, cuanto que antes hasta se ponían la piedra del molcajete de adorno), no se sentía casi una vez acostumbrándose a usar tal indumentaria en función a que nunca se disparaba la temperatura más allá de los 25 grados. Pero lo de ayer fue toda una mentada de mamá ¡Que bárbaro!, hubo un momento en que mi obesidad, el cansancio de la desvelada (tuve que levantarme a las 7 de la madrugada), la altura de la ciudad, más el calorón experimentado, por poco me quedo dormido en la mesa del restaurante donde comí, pero aguanté vara en función a un invitado con el que asistí a yantar, de lo contrario agarro el mantel de colcha. Hubo momentos en que eran tal las ganas de caer en los brazos de Morfeo que recordé aquellas escenas de los programas del Loco Valdez cuando salía con palillos entre los párpados y realmente considero habría sido una solución ad hoc para haberme quedado dormido con los ojos abiertos.
EL FUTURO NOS ALCANZÓ
Pero, fuera de los comentarios chuscos, realmente estamos experimentando una verdadera transformación del medio ambiente, sobre todo en materia de temperatura. Aquí en Veracruz ni nos quejamos en función a que siempre ha hecho calor, salvo, que en las últimas semanas el mercurio si ha subido a niveles que no habíamos experimentados los jarochos, el otro día, por ejemplo, el termómetro en mi vehículo marcaba ¡40°!, cuando que siempre había sido de 37 con "sensación" de 40; ahora es de cuarenta con "sensación" de estar en el mismo infierno.
¿COMO LE HARÁN PARA VIVIR EN MEXICALI?
No puedo imaginar a la gente de Mexicali en Baja California Norte, a temperaturas de ¡50°!, y seco el calor, en virtud de ser desértico. Y no sé si sea bueno o malo, pero, por la humedad que nos llega del mar a los jarochos, podemos sudar con profusión e incuestionablemente que esto ayuda.
En fin, vamos a ver (dijo un invidente) a donde va a parar todo este asunto. Pero, por lo pronto, para que vean que luego la información dada por lo ecologistas mexicas es bastante alarmista, en varias ocasiones he leído que al Distrito Federal se le señala como la ciudad más contaminada del planeta, lo cual es una mentira, como tampoco es la más poblada del mundo ¡Ah!, esto, amén de ganas de fastidiar se llama "el síndrome de Quetzalcóatl", o sea, degradarse ante todo lo que sea extranjero.
NI SOMOS LOS QUE ESTAMOS NI ESTAMOS LOS QUE SOMOS
Obvio, el D.F., no es el paraíso, sobre todo por los índices de violencia que ahí hay, pero, en toda las grandes ciudades del mundo, en virtud al hacinamiento se dan los brotes de violencia en la misma proporción de la sobre población, por lo que chilangolandia no podía ser la excepción. Para el conocimiento general de ustedes, la ciudad más poblada es Tokio, en Japón y el segundo lugar se lo disputan entre Seúl, Corea del Sur y el D.F.
Y no obstante los grandes índices de contaminación prevalecientes en la capirucha del país, a Dios sean dadas las gracias no es la más contaminada del mundo, están: Linden, China; Ranipet, India; Mailuu Suu, Kirjistán (Rusia); Dzerzhinsky, Rusia; Norilsk, Rusia; Rudnaya Prestan, Rusia; Chernobyl, Ucrania; Kabwe, Zambia; La Oroya, Perú y Haina, República Dominicana.
Por lo tanto, todavía no llegamos a niveles de escándalo, pero ahí la llevamos a pie firme.
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