NO CREI QUE FUERA TAN TRASCENDENTE EL ASUNTO

NO CREI QUE FUERA TAN TRASCENDENTE EL ASUNTO
"¡Mjjj! ¡Oiga usted!", apoyándome en aquella clásica entrada de Don Paco Malgesto, aquel locutor (hoy sería conductor) de TV en los años sesenta, me atrevo a comenzar este espacio, toda vez que me han llegado un buen número de buenos comentarios sobre lo escrito en relación a los ciclistas, los que no tienen un sitio en dónde ir a darle a la peladeada sin que sean motivo, ya bien de crítica porque invaden zonas peatonales, o caso contrario convertirse en auténticos kamikases al irse al arroyo vehicular. Un señor me dice a través de este espacio haga la petición de la construcción de un velódromo. Y bueno, pues aquí está la propuesta y la petición, vamos a ver (dijo un ciego), quién levanta la estafeta y se arranca con una noble acción en favor de quienes les gusta andar en bici.
¿SE ACUERDAN QUE SE IBA A ANDAR EN BICI A LA INALAMBRICA?
En mi infancia uno de los muchísimos recuerdos que guardo muy, pero muy bien, es cuando mi hermano Pepe me comenzó a enseñar a andar en bici. Me dio todo tipo de instrucciones y de pronto me vi sobre dos ruedas (creo más grandes que yo) y de pronto ¡Cuas!, allá voy con toda mi infante humanidad a morder el polvo del pavimento. Pero, no quedó esto ahí, para nada, me volví a trepar en la bici hasta que logré el equilibrio y darle simultáneamente a la pedaleada.
Si mal no me acuerdo, el único sitio que había para andar como enajenados en bicicleta allá por mediados de la década de los sesenta era en el entonces llamado "parque de la inalámbrica", nadamás y nadamenos que el hoy parque de la colonia Zaragoza. Miles de niños (exageración, pero si eran decenas) andábamos en las bicis de "rueditas" (esas dos minúsculas ruedas atornilladas a la rueda trasera que servían para equilibrar el asunto y no se fuera uno a dar un diablazo). Durante muchos domingos anduve en esos artefactos, pues mi mamá nos llevaba a mis hermanos y a mí algunos domingos. Y fue a partir de ahí que mi hermano Pepe se tomó la molestia de enseñarme a a andar en una bici grande y ya sin las rueditas auxiliares.
RESULTO DIVERTIDO, RASPOSO E INOLVIDABLE (LITERALMENTE)
Y, efectivamente, tal y como lo dicen en el mundo entero, el andar en bici es algo que una vez aprendido jamás se olvida, miren que ya han pasado algunos abriles y no me he subido ni en la estacionaria, pero, estoy seguro que de treparme una vez más en una bici no me caigo. Iba yo a andar como el cuento ese de: "Y Lázaro andó", y de cuando alguien del auditorio corrigiendo el lapsus, muy educadamente exclamó: "¡Anduvo, pende..!". Y el predicador agregó: "Bueno, anduvo andejo unos días pero después se le quitó". Así yo con este asunto de las bicis, andaría unos días como que me agachaba y me iría de lado, pero, al cabo de los mismos emergería siendo todo un amo del velódromo (mucho cuidado con el que se ría).
¿A DONDE SE PUEDE IR A ANDAR EN BICI SIN CORRER PELIGRO?
Y sí, si hace falta un sitio a dónde irse a echar unas vueltas en la bici, pues efectivamente no hay, ni en Veracruz ni en Boca del Río y como les digo, hacerlo en el bule, es exponerse a ser mordido por un perro, a recibir una mentada de mauser por parte de quien pueda darse por aludido de que ese sitio no es para andar en bici o de plano algún "mordelón" le iba a entrar al quite al asunto y para andar con el estómago pegado al espinazo cuidándose de todos estos elementos y circunstancias ¡Sable estate en tu vaina!, que se siga enmoheciendo la bici en tanto no haya un sitio seguro a dónde ir a practicar tan divertido cuanto sano deporte.
TOTALMENTE SANO EL CICLISMO ¡COMPROBADO!
Pues esto lo tengo constatado con algunos de los viejos repartidores de El Dictamen, cuando se hacía en bici ¡Pa'su mecha!, hay por ahí uno que otro ya jubilado, que todavía vienen a saludar a la flota montados en sus bicis y eso que ya andan sobre los ochenta años. ¡No les miento!, hubo uno, mejor conocido como John Romer, quien más allá de los ochenta venía al diario en bici. Claro, eran todos unos expertos en sortear todo tipo de obstáculos y vehículos. Aunque, cabe hacer mención de que aún no se detonaba el parque vehicular en la zona conurbada y estos viejitos podían todavía hacer tales prodigios y peripecias. Hoy, sencillamente es algo totalmente fuera del alcance de cualquiera. Pues además de la enorme cantidad de vehículos que de todo tipo circulan por las calles de Veracruz y Boca del Río, sus conductores, en su enorme mayoría no rebuznan porque la nota les agarra fuerte, pues no saben nada en lo absoluto sobre, ya no digamos la ley de tránsito, sino de cortesía, buenos modales y conducción a la defensiva, no, ellos son los dueños de la calle y todos los demás se les deben someter. Y si a los motociclistas (que son unos cafres también, aquí entre nos), les va como en feria y ya ven, a cada rato los andan atropellando o aplastando, a los ciclistas, sencilla y llanamente ni quién los pele y mucho menos respete, se les echa encima todo el mundo.
¿QUIEN DICE YO?
Por lo tanto, haciendo eco a las peticiones hechas, cumplo con el cometido de esta "calumnia" y apoyando a estos amables lectores, lanzamos la espada en prenda a ver quién dice yo y se avienta un velódromo, o al menos un lugar adecuado para ir a andar en bici, sin que en ello le vaya la vida a uno o que un tránsito le quiera quitar a uno la bici o que una señora con "Fifí" de una correa le diga a uno hasta de lo que se va uno a morir por el hecho de andar en bici arriba de una banqueta, con tal de no morir aplastado por un automovilista ignorante y maniaco.
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