¿CUANDO NOS BAJAMOS DEL TREN?

¿CUANDO NOS BAJAMOS DEL TREN?
No se me pudo ocurrir mejor título para la presente calumnia que el
mostrado, en virtud de que ¡Nos bajaron del tren a los mexicanos! Cuando
que tal medio de transporte no sólo es comodísimo, bellísimo y
descansado a extremo, amén de seguro, sino grandemente económico y casi
no contaminante.
DON PORFI NOS SUBIO AL TREN
Por ahí entre lo que he leído hay una novela de por la década de los
sesenta, si mal no me acuerdo titulada: "Diálogo entre Don Porfirio y
los Presidentes que lo sucedieron". Uno de los temas principales es
precisamente el del tren. Y miren, que tan malo fue mi gran General Don
Porfi, que hace 100 años México tenía uno de los sistemas ferroviarios
más modernos del mundo. Pero, no es mi intención hacer una vez más la
apoteosis de mi gran Don Porfi, sino hacer una remembranza de cuando y
no obstante ya estaban viejos, casi obsoletos e inservibles (por la
falta de mantenimiento y la rapiña en los ex Ferrocarriles Mexicanos),
aún se viajaba en tren en México.
DESVENCIJADO Y TODO ¡QUE PADRE ERA VIAJAR EN TREN
En varias ocasiones fui a la ciudad de México en tren ¡Comodísimo!,
partía uno a las 9 de la noche de Veracruz y se llegaba al D. F. a eso
de las 7 u 8 de la mañana. Se podía dar uno un baño "vaquero" en el tren
y llegar con todo y maleta a la oficina en la gran urbe. En una ocasión
hice el viaje de día y no obstante era de casi 12 horas el trayecto, hoy
es una de las aventuras inolvidables de mi vida, pues ir contemplando
toda esa gama de paisajes desde el altiplano hasta la costa, es algo
verdaderamente ¡Inolvidable! Irse parando en todas esas viejas
estaciones construidas en el porfirismo, viendo subir y bajar pasajeros
de todos colores y olores era ir viendo a México en parte, subiendo y
bajando del tren, tal y como lo describe Ramón López Velarde: "Suave
Patria: Tu casa todavía es tan grande, que el tren va por la vía como
aguinaldo de juguetería. Y el barullo de las estaciones, con tu mirada
de mestiza, pones la inmensidad sobre los corazones".
¡SUBAMONOS OTRA VEZ AL TREN!
Para variar, por razones "políticas", le dieron mate al tren de
pasajeros en México y hoy por hoy nadie viaja en tren, salvo, creo, una
desvencijada reminiscencia en Chihuahua. Cuando en mi época estudiantil,
en vacaciones viajé como tres veces en el pomposamente llamado "Tren
Bala", que iba del D. F, a Mexicali, en mis visitas a mi hermana Meche
en Los Angeles ¡Qué padres recuerdos!, pura juventud variopinta ¡Qué
pachangas en el tren comedor. El viaje duraba dos días, pero ¡Inolvidable!
He tenido oportunidad de viajar en los sistemas modernos ferroviarios de
Europa ¡Magníficos! En una ocasión fue desde Venecia a Frankfurt, el
paso por los Alpes fue algo ¡Maravilloso!
¡CLARO QUE SI SE PUEDE!
Y no es que en México no se pueda, sino que no se quiere, sobre todo
falta la voluntad política para actualizar el tren. Ya hasta había una
ciudad donde se fabricaban trenes: ciudad Sahagún, en Hidalgo, hoy toda
una ciudad fantasma. O sea, si se puede, pero ¡Nos falta liderazgo!
CONTINUEMOS CON EL ESFUERZO Y ¡PODREMOS!
¡Ah!, quise recordar a nuestro México en tren, al que tuve aun el
privilegio de conocer, de salida casi ¡Pero lo conocí! Hoy, con trenes
que desarrollan hasta más de 300 kms por hora, muy bien podemos
desarrollarlos en México. Ojalá y surja alguien con pantalón, visión y
puño para lograr que otra vez México se pueda subir al tren,
modernizando y abaratando el transporte. ¡Rediez y voto a Dios! Si los
españoles pudieron actualizar su nación ¡Por qué joder nosotros no!
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