LOS DOS DOMINICALES
LOS DOS DOMINICALES
He aquí dos chistes un tanto fresas, pero risibles ¡Buen domingo amables lectores!
LA SABIDURÍA QUE DAN LOS AÑOS
Un anciano tenía un lago en su finca y después de mucho tiempo decide ir a ver si todo estaba bien y en orden en su propiedad, coge un cesto para aprovechar el paseo y traer unas frutas que encontrara en el camino; al aproximarse al lago, escuchó voces animadas y vio que se trataba de un grupo de hermosas mujeres jóvenes bañándose completamente desnudas en el lago.
Al verlo, todas se fueron nadando a la parte más honda del lago, manteniendo solamente la cabeza fuera del agua.
Una de las mujeres gritó: "¡No saldremos hasta que usted no se aleje!".
El viejo, sin mayor inmutación respondió: "¡Yo no vengo a verlas nadar o salir desnudas del lago!" Y levantando el cesto para que lo vieran las muchachas, agregó a su exposición: "¡Sólo vine a alimentar al cocodrilo...!".
No hace falta decir lo que sucedió, por lo qué: Edad y oficio triunfarán siempre sobre juventud y entusiasmo.
O sea, más sabe el diablo por viejo que.... ¡Por caliente!
PRODUCTIVIDAD CELESTIAL
Había una vez en un pueblo, dos hombres que se llamaban Joaquín González. Uno era sacerdote y el otro taxista. Quiere el destino que los dos mueran el mismo día y llegan al cielo en donde los espera Dios: "¿Tu nombre?", le pregunta al primero. "Joaquín González", responde. Replica el Creador: "¿El sacerdote?", "No, no, el taxista", dice al aludido.
Dios consulta su registro y dispone: "Bueno, te has ganado el paraíso. Te corresponde esta túnica con hilos de oro y esta vara de platino con incrustaciones de rubíes; puedes pasar hijo mio", "Gracias, gracias", responde el taxista.
Pasan dos o tres almas más, hasta que le toca el turno al otro Joaquín González.
"¿Tu nombre?", pregunta el Todo Poderoso. "Joaquín González", responde. Pregunta Dios: "¿El sacerdote?". Siendo afirmativa la respuesta.
"Muy bien hijo mío, te has ganado el paraíso; te corresponde esta bata de lino y esta vara de roble con incrustaciones de granito. Entonces, el prelado replica un tanto airado: "¡Perdón!, no es por desmerecer, pero... debe haber un error ¡Yo soy Joaquín González, el sacerdote!". "Sí hijo mío, te has ganado el paraíso y te corresponde la bata de lino....". Pero lo interrumpe ya un tanto furibundo el cura replicando: "¡No, no, no puede ser!, yo conozco al otro Joaquín González, era un taxista, vivía en mi pueblo ¡Era un desastre como taxista! Se subía a las aceras, chocaba todos los días, una vez se estrelló contra una casa. Conducía mal, tiraba arbotantes, se lo llevaba todo por delante.... ¡Y yo me pasé 75 años de mi vida predicando todos los domingos en la parroquia! ¿Cómo puede ser que a él le den la túnica de hilos de oro y la vara de platino!". "No, hijo mío, no hay ningún error", responde indulgente Dios, agregando: "Lo que sucede es que aquí, en el cielo, nos hemos acostumbrado a hacer evaluaciones como las que hacéis vosotros en la vida terrenal.
"¿Cómo?, ¡no entiendo!", dice el cura. A lo que Dios agrega dulcemente: "Si, ahora trabajamos por objetivos y resultados.... Mira, te voy a explicar tu caso y lo entenderás: Durante los últimos 25 años, cada vez que tú predicabas ¡La gente se dormía!, pero, cada vez que él conducía, LA GENTE REZABA, y ¡LOS OBJETIVOS SON LOS OBJETIVOS!"
http://losbuenosdias.blogspot.com
correo: losbuenosdias@gmail.com
¿Cómo evolucionar tu navegación en la red? Otto te dice cómo
He aquí dos chistes un tanto fresas, pero risibles ¡Buen domingo amables lectores!
LA SABIDURÍA QUE DAN LOS AÑOS
Un anciano tenía un lago en su finca y después de mucho tiempo decide ir a ver si todo estaba bien y en orden en su propiedad, coge un cesto para aprovechar el paseo y traer unas frutas que encontrara en el camino; al aproximarse al lago, escuchó voces animadas y vio que se trataba de un grupo de hermosas mujeres jóvenes bañándose completamente desnudas en el lago.
Al verlo, todas se fueron nadando a la parte más honda del lago, manteniendo solamente la cabeza fuera del agua.
Una de las mujeres gritó: "¡No saldremos hasta que usted no se aleje!".
El viejo, sin mayor inmutación respondió: "¡Yo no vengo a verlas nadar o salir desnudas del lago!" Y levantando el cesto para que lo vieran las muchachas, agregó a su exposición: "¡Sólo vine a alimentar al cocodrilo...!".
No hace falta decir lo que sucedió, por lo qué: Edad y oficio triunfarán siempre sobre juventud y entusiasmo.
O sea, más sabe el diablo por viejo que.... ¡Por caliente!
PRODUCTIVIDAD CELESTIAL
Había una vez en un pueblo, dos hombres que se llamaban Joaquín González. Uno era sacerdote y el otro taxista. Quiere el destino que los dos mueran el mismo día y llegan al cielo en donde los espera Dios: "¿Tu nombre?", le pregunta al primero. "Joaquín González", responde. Replica el Creador: "¿El sacerdote?", "No, no, el taxista", dice al aludido.
Dios consulta su registro y dispone: "Bueno, te has ganado el paraíso. Te corresponde esta túnica con hilos de oro y esta vara de platino con incrustaciones de rubíes; puedes pasar hijo mio", "Gracias, gracias", responde el taxista.
Pasan dos o tres almas más, hasta que le toca el turno al otro Joaquín González.
"¿Tu nombre?", pregunta el Todo Poderoso. "Joaquín González", responde. Pregunta Dios: "¿El sacerdote?". Siendo afirmativa la respuesta.
"Muy bien hijo mío, te has ganado el paraíso; te corresponde esta bata de lino y esta vara de roble con incrustaciones de granito. Entonces, el prelado replica un tanto airado: "¡Perdón!, no es por desmerecer, pero... debe haber un error ¡Yo soy Joaquín González, el sacerdote!". "Sí hijo mío, te has ganado el paraíso y te corresponde la bata de lino....". Pero lo interrumpe ya un tanto furibundo el cura replicando: "¡No, no, no puede ser!, yo conozco al otro Joaquín González, era un taxista, vivía en mi pueblo ¡Era un desastre como taxista! Se subía a las aceras, chocaba todos los días, una vez se estrelló contra una casa. Conducía mal, tiraba arbotantes, se lo llevaba todo por delante.... ¡Y yo me pasé 75 años de mi vida predicando todos los domingos en la parroquia! ¿Cómo puede ser que a él le den la túnica de hilos de oro y la vara de platino!". "No, hijo mío, no hay ningún error", responde indulgente Dios, agregando: "Lo que sucede es que aquí, en el cielo, nos hemos acostumbrado a hacer evaluaciones como las que hacéis vosotros en la vida terrenal.
"¿Cómo?, ¡no entiendo!", dice el cura. A lo que Dios agrega dulcemente: "Si, ahora trabajamos por objetivos y resultados.... Mira, te voy a explicar tu caso y lo entenderás: Durante los últimos 25 años, cada vez que tú predicabas ¡La gente se dormía!, pero, cada vez que él conducía, LA GENTE REZABA, y ¡LOS OBJETIVOS SON LOS OBJETIVOS!"
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