¡UNA VEZ MAS EN PUEBLA!

¡UNA VEZ MAS EN PUEBLA!
Bueno, pues de nuevo por esta bellísima ciudad en plan laboral, pero, nos hemos dado el tiempo para dar las consabidas "vueltecitas", y no obstante tenía como mil años de estar viniendo a esta ciudad ¡En mi vida me había enterado de la existencia del "Callejón del Sapo", en donde encuentra uno todo tipo de antiguallas, sobre todo de arte sacro (de todos es sabido en Puebla se ha cultivado grandemente la fe católica, aunque, en el presente esta gran ciudad también se moderniza y la "chaviza" anda más en las discos -antros dicen hoy los jóvenes- y el reventón que en procesión y en misa). Encontré un santo del siglo
XVIII, de pura curiosidad pregunté el precio ¡$80,000.00! ¡Dios mío! Eso sí, es de pura madera, se ve ¡viejísimo! Y muy maltratado. Pero, ahí que se queden con su santo. Una máquina de coser Singer (con todo y "cabeza") del año 1899 ¡$500.00!, esta si es una oferta, la madera del mueble, claro, muy maltratado, pero para la antigualla que es, es toda una ganga. Me informan son los fines de semana, cuando la población con ganas de vender todo lo viejo que tienen en casa acuden a este sitio a proponer sus géneros. Uno de estos fines de semana me jalo con una Pick Up para acá, pues además de mi interés por encontrar
bases de máquinas de coser viejas que lucen muy bien como bases de mesa, quiero encontrar una máquina de escribir de esas del tiempo de María Castaña, y bueno, cosas en las que pueda uno regatear.
"TÚ REENCARNASTE DE ALGUIEN DEL TIEMPO DE DON PORFIRIO"
Mi augusta madre me decía yo había reencarnado de alguien del tiempo de Don Porfirio por la proclividad que tengo por las antigüedades, pero realmente me falta capital, pues luego se encuentra uno con verdaderas obras de arte pero lamentablemente son muy costosa. Por cierto, si ustedes saben de algún caballo de madera, de esos que se usaban antes en los "caballitos" de las ferias (hoy son de pura fibra de vidrio), les encargo me avisen y si pueden me lo regalen. Tal vez sea esta una fijación del tiempo de mi infancia, pero ¡cómo me gustan este tipo de adminículos! Por cierto, recuerdo que en un día de "Reyes", me trajeron un enorme caballo de madera y cartón, sobre una base con ruedas (debía yo de tener como 3 años de edad), para mí era casi un caballo de tamaño normal, pues lo veía gigantesco. Mis hermanas me acuerdo eran las que me ayudaban a subirme a él y me cuidaban de que no fuera a "aterrizar" y me transportaban por la sala de la casa en él.
ME REMONTE A MI FELIZ INFANCIA, A ESE MUNDO DE IMAGINACION Y ANHELOS
En una tienda ofrecían toda una gama de cochecitos, trailers y camiones de latón, de esos que antes se encontraban en Veracruz en la plaza (mercados Unidad Veracruzana e Hidalgo), hechos de pura lata y latón. De pronto me transporté en el tiempo y me acordé de mis años de feliz infancia ¡Ah!, también hay carritos de madera, de esos que lamentablemente y en función a la "globalización" ya no se fabrican. Hay puertas del tiempo de María Canica, así como "comedores", pero las sillas de tal peso (son de madera maciza y creo de hace miles de años), que debe uno estar fajado para poder moverlas en función al peso que tienen, por lo que cuesta un notable esfuerzo moverlas.
CLARO, NO NOS LLEGAN A LOS VERACRUZANOS
Además de la belleza implícita y tangible de esta urbe, merecidamente conocida bajo el calificativo de El Relicario de América (¡cómo hay iglesias! Como la de Cholula, población ya casi conurbada con Puebla, construida sobre una pirámide de nuestros antepasados indígenas). Además (aunque no nos llegan a los veracruzanos), muy variada y exquisita la cocina poblana. Un sitio en donde se puede comer rico y sin temor a enfermarse -sobre todo si se piden ensaladas-, es en el restaurante Vittorio's, exactamente en el corazón de la Angelópolis, en uno de los portales alrededor del zócalo (el perpendicular a la
catedral), servicio de primera, muy limpio todo, pero primordialmente la atención y amabilidad que impera en el lugar. Claro, deben ustedes venir con la convicción de que no van a encontrar esa proverbial alegría de nuestros internacionalmente famosos ¡Portales jarochos!, mucho menos ese escándalo, algarabía y desorden hecho folklore tan propio de nuestra bellísima ciudad y puerto de Veracruz. Pero, se me ha hecho interesante comentarles estas peripecias sobre Puebla, en donde, para lamentos de los poblanos y como les platiqué la semana pasada, lamentan el calor ya bastante elevado que están padeciendo.
A LOS POBLANOS LES PASA LO QUE A LOS XALAPEÑOS
Tal vez les ha sucedido lo que a los xalapeños con su otrora magnífico clima, hoy se mueren del calor por la ya casi falta del "chips, chips" que hasta la forma de vestir han cambiado. Hoy, tanto en Xalapa, como ahora en Puebla, el traje ha prácticamente desaparecido, pues hoy veo a la gente vistiendo hasta en playeras, como si estuvieran en algún lugar a la orilla del mar, cuando que antes el común denominador era el uso del traje o saco sport, con corbata y toda la cosa. Los mismos profesores iban a dar clases siempre en tal indumentaria, pero hoy, en función al cambio del clima, se ha sacrificado la formalidad y la elegancia en aras de la comodidad.

Correo: losbuenosdias@gmail.com


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