MI AMIGA LA INFLUENZA

MI AMIGA LA INFLUENZA
Con eso de la emergencia sanitaria que acabamos de tener con motivo de que a "doña Influenza" se le ocurrió desperdigarse por buena parte del país y el mundo, al menor indicio de tos, carraspera o estornudo ya anda uno con la psicosis de estar por engrosar las cifras estadísticas de este asunto.
JUAN ROMERO YA SE JUBILÓ
El día de ayer hice trabajar horas extras al ahora jubilado Dr. Juan Romero Vera -ha cumplido su ciclo laboral en el IMSS y ahora ya no sabe qué hacer con su tiempo libre-, en virtud de que de pronto se me desarrolló una ronquera "atípica" (pues por lo regular me comienzan por haber hablado o gritado mucho y como hace mucho tiempo que no hago ni lo uno ni lo otro, deduje ya estaba yo con "influenza"), fui objeto de una revisión exhaustiva desde nariz, garganta y oídos a lo que concluyó Juanito el Terrible que se trataba de clásico estado de ronquera por cambios bruscos de clima. Lo cual ya me dejó estar en paz pues aunque no lo querramos admitir, ya a estas alturas del partido nos comienza a preocupar la salud y como no es lo mismo "Los Tres Mosqueteros", que "Veinte años después", más nos vale irnos cuidando ¿A poco no?).
¡PROHIBIDO RECETAR POR TELÉFONO! ¡NI A LOS CUATES!
Además, lo hice trabajar tiempo extra en virtud de que nuestro buen amigo el Dr. José Luis Beristáin ya nos ha hecho la observación de no pedir (en mi caso) o dar (en el de Juan), consultas vía telefónica, pues no es lo mismo en persona que a larga distancia, pero, yo he estado siempre en la creencia de que como todos ellos me conocen muy bien pues todos me han practicado cirugías, la vía telefónica es viable para ver qué nos aqueja y qué nos puede aliviar, pero, dice el buen Beristáin que nones, por lo tanto y sobre todo con el asunto este de la epidemia, vayan directamente con su médico en caso de que se sientan mal, no se auto receten y mucho menos le hagan caso a la vecina o al amigo, pues ¡Hijos!, en cuanto uno se enferma y se van enterando los conocidos,  todos tienen un remedio infalible ¡Para lo que sea! ¿A poco no?, pero, lo mejor indiscutiblemente es ir al médico y además hacer lo prescrito por el galeno, pues también es otra, de que luego anda uno de médico en médico y al final ya no se sabe a cuál echarle la culpa de nuestra desgracia, por lo tanto, escojamos bien al médico tratante y no nos salgamos de ahí, caso contrario lleva uno el enorme riesgo de que la cosa no vaya a salir del todo bien.
LA CONFIANZA, FACTOR FUNDAMENTAL EN TODO
Por lo tanto, para efectos de recobrar la salud es fundamental tenerle confianza a quien nos está recetando, pues de lo contrario, amén de la enfermedad tendremos en contra la desconfianza y zozobra que nos pueda causar el galeno en funciones con quien estemos tratando.
En mi caso, no tengo ese problema, pues no obstante ahí van todos, unos más (Juan Romero) y otros menos en materia de "buena voluntad", incuestionablemente a todos los considero muy profesionales en el campo médico, pues como les digo, todos me han intervenido quirúrgicamente y aquí sigo dando lata, y amén de llevarme de a pido cuarto con todos ellos, en conclusión les tengo mucha confianza, lo cual es fundamental para sanar. Por lo pronto, sigo con mi amiga la gripa, pues gracias a Dios no la cambié por la influenza.
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