UN MUNDO MARAVILLOSO
UN MUNDO MARAVILLOSO
Una vez más enfrenté las "delicias" del mundo maravilloso de la actual administración federal al acudir a renovar mi pasaporte que venció apenas hace como tres meses y había yo obtenido hace diez años. En aquellos ayeres, la oficina de la Delegación de Relaciones Exteriores en Xalapa, lucía flamante, nueva, totalmente moderna. En el siempre emblemático y muy moderno edificio de la Torre Animas. El pasaporte lo tramité hace diez años en una mañana prácticamente, en la sede había todo, hasta un sitio en donde pagar. Fue realmente gratificante el ejercicio de la tramitación, eficaz, rápido, pero sobre todo el trato del personal, se notaba la Secretaría de Relaciones Exteriores cumplía su cometido de llevar a cabo la política exterior mexicana a todo palio.
LA MACULA DE LA BELLA TORRE ANIMAS DE XALAPA
Bueno, pues la semana pasada que asistí, la oficina ahora parece una mácula en tan bella edificación, pues se ve el presupuesto, o no les alcanza o definitivamente está muy mal empleado. Para comenzar, los mostradores se ven con la formaica descarapelada, muros mal pintados y las persianas verticales, varias de ellas faltan y otras a punto de caerse. El espacio ya resulta insuficiente, pero, lo más relevante es la actitud de los funcionarios menores y medios, pues se muestran en toda su magnificencia burocrática. Aunque ya ha caído en desuso el traje en Xalapa por el cambio de clima, en virtud de que ese día iba yo a "tomarme la foto", fui trajeado y toda la cosa.
SIN DUDA ALGUNA EL RETROCESO E INEFICIENCIA SE PALPAN
Al acercarme al mostrador descarapelado y pedir informes sobre cómo reponer el pasaporte, arrancó el desorden, pues no hay quién diga con exactitud lo que se debe hacer y lo mismo se hace cola que atienden al que se acerque primero. Esto me desconcertó, que para cuando llegué con el joven de la información de nombre Jorge Orduño Ortega, se concretó a decirme de viva voz que debía yo llevar cinco copias de las primeras páginas del pasaporte, así como de las dos últimas, una foto tamaño pasaporte e ir a pagar al banco. Se me ocurrió preguntar cuánto, pues nunca me dijo las tarifas. De pronto me sentí en el año de 1966, cuando recién salido de la primaria acudí con mis papás a sacar mi pasaporte a la Torre de Tlatelolco ¡Bellísima construcción!, sobre todo por el entorno en la Plaza de las Tres Culturas. Claro, hablamos de hace ¡40 años!, cuando el burocratismo estaba en su apogeo. Y había que ir en la mañana muy temprano con kilos y kilos de papel, para luego regresar por la tarde a ver si se había expedido el pasaporte. Como no sabía mucho de esto, a mí me pareció extraordinario el viaje y la experiencia en aquellos días.
SOLO FALTA UN PUESTO DE GARNACHAS DENTRO DE LA OFICINA
Pero hoy, que se supone a casi medio siglo de distancia debió perdurar la simplificación administrativa que encontré en la obtención del pasaporte hace 10 años, hoy fue la regresión en toda su magnitud.
En mi infinita mansedumbre apostólica y paciencia franciscana, le dije al joven Orduño que lamentaba decirle habían regresado al paleolítico lejos de haber avanzado, a lo que el mozalbete me replicó que no, que ahora se daban los pasaportes el mismo día, a lo que estimulando mi espíritu levantisco le dije estaba equivocado pues el pasaporte lo había sacado en el mismo lugar con mayor prontitud y no debí salir del edificio, ni para copias ni para fotos.
BUROCRATAS DE FONDO SALIDO Y CAMISA DE FUERA
Estoico, me di la vuelta, fui a la ciudad, que en virtud a las obras de infraestructura se encuentra con un lógico retraso para cubrir distancias, y anduve buscando fotografía y copiadora. Finalmente llegué hasta por el Congreso Local para lograr el cometido. Al regreso, volví con el joven Orduño, quien con índice firme me mandó con una jovencita que me recibió amablemente en un abigarrado cubículo en donde estaba una señora entrada en años atendiendo también al público. Le mostré el kilo de copias que llevaba, pues como nada me dieron por escrito consideré oportuno fotocopiar todo el pasaporte por si las moscas. La joven muy amable me indicó llevaba copias de más y dije era lo que me habían pedido, llamando al joven Orduño, a quien al parecer es el factotum de la Delegación. Pero, habiendo rebasado ya mi paciencia, le dije a la joven que no cabía duda la ineficacia de Relaciones Exteriores no sólo se veía en el Secretario Derbez, sino que se había permeado a toda la institución, la señora de edad le dijo entonces: "No dejes que
te intimiden". A lo que repliqué si decir la verdad era intimidatorio. Nunca respondió la venerable anciana y entró Orduño al quite, entonces comenzó en tono imperativo a solicitar documentación, pero para entonces mi paciencia se había acabado y para no caer en exabruptos le pedí hablar con el delegado o su superior.
DE LA SARTEN FUI A PARAR A LAS BRASAS ¡QUE DECEPCION!
Y bueno, acostumbrado a tratar en tales puestos con gente muy bien preparada, estaba yo esperando a alguien con la personalidad debida, pero, en cambio salió un burócrata más, sin traje (se ve los sueldos en la corporación deben estar muy magros y de ahí la ineficiencia), de nombre Carlos Valera Paulino, con quien me presenté en mi calidad de comunicador, con la esperanza de que tal cita fuese propicia para un mejor trato, sin decir agua va se arrancó a decirme que el señor Jorge Orduño era su mejor empleado y que nadie se había quejado de su desempeño, a lo que le dije, entonces era yo el primero. Y sin decir agua va me dijo prepotente que ya le habían reportado mi conducta como tal desde en la mañana.
UNA AUTENTICA TAMALERÍA (¿ASI DE DEGRADADA ESTÁ LA CANILLERIA, OTRORA ORGULLO NACIONAL?)
El sacrosanto varón me levantó la voz y entonces eso se convirtió en un duelo entre Plácido Domingo y Pavaroti (a un nivel tamalero), pues le dije que como funcionario público no debía levantarme la voz y que la desatención y la ineficiencia eran palpables en esa delegación. En eso salió a escena otro funcionario carente de traje (que bárbaro, tan mal anda la política exterior del país que de diplomacia ya nadie sabe nada, pues el decoro, la forma y la presentación brilla por su ausencia en esos hoy auténticos antros), el nuevo contendiente se llamaba Carlos Tirado Barroso.
TECNOLOGIA DE PUNTA DE GRITO PELON Y ROMPE Y RASGA
Para no hacerles el cuento largo, me recibieron los papeles y procedí a tomarme la foto. No sin antes hacer la espera que se interrumpía cuando a grito pelón llamaban para proceder ya bien a la foto o para la entrega de papeles. O sea, el mundo maravilloso en todo su esplendor, salvo en los anuncios de la Presidencia, pues en la realidad el burocratismo impera. No me quiero ni imaginar cómo les va a los paisanos que retornan al país; les ha de ir bien a los que tienen suerte de pasar por los puntos en donde para la foto va el Presidente, pero, el resto debe recibir el trato agresivo de los aplicadores del "mundo maravilloso". Y, para aquel que se queje, "intimida" a los funcionarios, o sea, vienen a ser los "antisociales" en Cuba, los que se quejan del régimen castrista, que también de manera oficial mantiene otro "mundo maravilloso".
Una vez más enfrenté las "delicias" del mundo maravilloso de la actual administración federal al acudir a renovar mi pasaporte que venció apenas hace como tres meses y había yo obtenido hace diez años. En aquellos ayeres, la oficina de la Delegación de Relaciones Exteriores en Xalapa, lucía flamante, nueva, totalmente moderna. En el siempre emblemático y muy moderno edificio de la Torre Animas. El pasaporte lo tramité hace diez años en una mañana prácticamente, en la sede había todo, hasta un sitio en donde pagar. Fue realmente gratificante el ejercicio de la tramitación, eficaz, rápido, pero sobre todo el trato del personal, se notaba la Secretaría de Relaciones Exteriores cumplía su cometido de llevar a cabo la política exterior mexicana a todo palio.
LA MACULA DE LA BELLA TORRE ANIMAS DE XALAPA
Bueno, pues la semana pasada que asistí, la oficina ahora parece una mácula en tan bella edificación, pues se ve el presupuesto, o no les alcanza o definitivamente está muy mal empleado. Para comenzar, los mostradores se ven con la formaica descarapelada, muros mal pintados y las persianas verticales, varias de ellas faltan y otras a punto de caerse. El espacio ya resulta insuficiente, pero, lo más relevante es la actitud de los funcionarios menores y medios, pues se muestran en toda su magnificencia burocrática. Aunque ya ha caído en desuso el traje en Xalapa por el cambio de clima, en virtud de que ese día iba yo a "tomarme la foto", fui trajeado y toda la cosa.
SIN DUDA ALGUNA EL RETROCESO E INEFICIENCIA SE PALPAN
Al acercarme al mostrador descarapelado y pedir informes sobre cómo reponer el pasaporte, arrancó el desorden, pues no hay quién diga con exactitud lo que se debe hacer y lo mismo se hace cola que atienden al que se acerque primero. Esto me desconcertó, que para cuando llegué con el joven de la información de nombre Jorge Orduño Ortega, se concretó a decirme de viva voz que debía yo llevar cinco copias de las primeras páginas del pasaporte, así como de las dos últimas, una foto tamaño pasaporte e ir a pagar al banco. Se me ocurrió preguntar cuánto, pues nunca me dijo las tarifas. De pronto me sentí en el año de 1966, cuando recién salido de la primaria acudí con mis papás a sacar mi pasaporte a la Torre de Tlatelolco ¡Bellísima construcción!, sobre todo por el entorno en la Plaza de las Tres Culturas. Claro, hablamos de hace ¡40 años!, cuando el burocratismo estaba en su apogeo. Y había que ir en la mañana muy temprano con kilos y kilos de papel, para luego regresar por la tarde a ver si se había expedido el pasaporte. Como no sabía mucho de esto, a mí me pareció extraordinario el viaje y la experiencia en aquellos días.
SOLO FALTA UN PUESTO DE GARNACHAS DENTRO DE LA OFICINA
Pero hoy, que se supone a casi medio siglo de distancia debió perdurar la simplificación administrativa que encontré en la obtención del pasaporte hace 10 años, hoy fue la regresión en toda su magnitud.
En mi infinita mansedumbre apostólica y paciencia franciscana, le dije al joven Orduño que lamentaba decirle habían regresado al paleolítico lejos de haber avanzado, a lo que el mozalbete me replicó que no, que ahora se daban los pasaportes el mismo día, a lo que estimulando mi espíritu levantisco le dije estaba equivocado pues el pasaporte lo había sacado en el mismo lugar con mayor prontitud y no debí salir del edificio, ni para copias ni para fotos.
BUROCRATAS DE FONDO SALIDO Y CAMISA DE FUERA
Estoico, me di la vuelta, fui a la ciudad, que en virtud a las obras de infraestructura se encuentra con un lógico retraso para cubrir distancias, y anduve buscando fotografía y copiadora. Finalmente llegué hasta por el Congreso Local para lograr el cometido. Al regreso, volví con el joven Orduño, quien con índice firme me mandó con una jovencita que me recibió amablemente en un abigarrado cubículo en donde estaba una señora entrada en años atendiendo también al público. Le mostré el kilo de copias que llevaba, pues como nada me dieron por escrito consideré oportuno fotocopiar todo el pasaporte por si las moscas. La joven muy amable me indicó llevaba copias de más y dije era lo que me habían pedido, llamando al joven Orduño, a quien al parecer es el factotum de la Delegación. Pero, habiendo rebasado ya mi paciencia, le dije a la joven que no cabía duda la ineficacia de Relaciones Exteriores no sólo se veía en el Secretario Derbez, sino que se había permeado a toda la institución, la señora de edad le dijo entonces: "No dejes que
te intimiden". A lo que repliqué si decir la verdad era intimidatorio. Nunca respondió la venerable anciana y entró Orduño al quite, entonces comenzó en tono imperativo a solicitar documentación, pero para entonces mi paciencia se había acabado y para no caer en exabruptos le pedí hablar con el delegado o su superior.
DE LA SARTEN FUI A PARAR A LAS BRASAS ¡QUE DECEPCION!
Y bueno, acostumbrado a tratar en tales puestos con gente muy bien preparada, estaba yo esperando a alguien con la personalidad debida, pero, en cambio salió un burócrata más, sin traje (se ve los sueldos en la corporación deben estar muy magros y de ahí la ineficiencia), de nombre Carlos Valera Paulino, con quien me presenté en mi calidad de comunicador, con la esperanza de que tal cita fuese propicia para un mejor trato, sin decir agua va se arrancó a decirme que el señor Jorge Orduño era su mejor empleado y que nadie se había quejado de su desempeño, a lo que le dije, entonces era yo el primero. Y sin decir agua va me dijo prepotente que ya le habían reportado mi conducta como tal desde en la mañana.
UNA AUTENTICA TAMALERÍA (¿ASI DE DEGRADADA ESTÁ LA CANILLERIA, OTRORA ORGULLO NACIONAL?)
El sacrosanto varón me levantó la voz y entonces eso se convirtió en un duelo entre Plácido Domingo y Pavaroti (a un nivel tamalero), pues le dije que como funcionario público no debía levantarme la voz y que la desatención y la ineficiencia eran palpables en esa delegación. En eso salió a escena otro funcionario carente de traje (que bárbaro, tan mal anda la política exterior del país que de diplomacia ya nadie sabe nada, pues el decoro, la forma y la presentación brilla por su ausencia en esos hoy auténticos antros), el nuevo contendiente se llamaba Carlos Tirado Barroso.
TECNOLOGIA DE PUNTA DE GRITO PELON Y ROMPE Y RASGA
Para no hacerles el cuento largo, me recibieron los papeles y procedí a tomarme la foto. No sin antes hacer la espera que se interrumpía cuando a grito pelón llamaban para proceder ya bien a la foto o para la entrega de papeles. O sea, el mundo maravilloso en todo su esplendor, salvo en los anuncios de la Presidencia, pues en la realidad el burocratismo impera. No me quiero ni imaginar cómo les va a los paisanos que retornan al país; les ha de ir bien a los que tienen suerte de pasar por los puntos en donde para la foto va el Presidente, pero, el resto debe recibir el trato agresivo de los aplicadores del "mundo maravilloso". Y, para aquel que se queje, "intimida" a los funcionarios, o sea, vienen a ser los "antisociales" en Cuba, los que se quejan del régimen castrista, que también de manera oficial mantiene otro "mundo maravilloso".
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