¿USTED YA HIZO SU TESTAMENTO?
¿USTED YA HIZO SU TESTAMENTO?
Acabo de recibir la noticia de unas muy queridas amigas que viven en el altiplano de que acaban de perder a una tía que contaba con 95 años de edad y estado civil soltera, y, lamentablemente intestada, o sea, no hizo nunca testamento la ya mayor señorita, ahora, presumo se va a armar la pura pachanga entre los deudos, sobre todo que la hoy finada deja un gran terreno en el mero centro de la gran ciudad en donde viven mis amigas, cuya plusvalía cuando la época de joven de la difunta, no era mucho, pero hoy, con el crecimiento desmesurado de la ciudad el terreno vale mucho dinero.
INDISCUTIBLEMENTE SE VA A ARMAR LA DE DIOS ES CRISTO
Pero, por estar intestado y haber ya puros sobrinos, reitero, va a estar muy buena la pachanga que ahí se a armar.
Precisamente por ello es menester dejar siempre un testamento, no importa la edad que tenga uno, en tanto se tenga un bien, hay que dejar la última voluntad debidamente manifiesta ante notario, se obvian toda una gama de problemas a los deudos. De ahí la importancia de hacer el testamento, en virtud de que el único requisito necesario para morirse es estar vivo; la edad, el estado de salud, etc., lógico, son fundamentales para un buen vivir, sobre todo en lo que respecta a calidad de vida, pero, para morirse, en cualquier momento.
ENTRE MAS VETERANO, MAS POSIBILIDADES DE CHUPAR FAROS
Peor aún si ya rebasó uno los cincuenta años, las "posibilités" de colgar los tenis son todavía mayores, de ahí la importancia de dejar todo muy bien documentado, pues reitero, luego se dan auténticos zafarranchos entre los familiares sobrevivientes.
¡POR LA MANO DEL METATE NO SE HABLARON POR 30 AÑOS!
Incluso, recuerdo muy bien el caso de una amiga de mi familia, Doña Agustina, aquella señora procedente de Maltrata, de quien ya en otras ocasiones les he platicado, sobre todo porque me describió de viva voz la forma tan "atroz" que vivieron, ellos, los campesinos de Maltrata durante el porfirismo, pues ella había vivido de niña la época del Gran General y de los que echó pestes fue de los "agraristas", o sea, de los "héroes" de la "rovolución", toda vez que me contó que padecieron hambre a la llegada de estos últimos, pues en la época de Don Porfirio siempre comieron muy bien. Pero, no es el tema hacer el panegírico del Gran General, sino una curiosa circunstancia que se dio entre Doña Agustina y su hermana menor, que según me enteré cuando Doña Agustina se puso grave (yo la traje ya un tanto mala de Xalapa y falleció en la casa de una tía mía), al avisarles del precario estado de salud de ella a sus familiares en Maltrata, vino entre ellos la hermana mencionada (única fraterna) y, se dio entre ellas todo un melodrama, pues resulta que tenían como 30 años de no dirigirse la palabra, en función a que según esto, las costumbres del campo de aquellos lares, a la muerte de la mamá, el metate (con todo y mano) se le quedaba a la hermana mayor, que en este caso se trataba de doña Agustina, pero, me enteré por la propia hermana menor, esta última se había quedado con la mano del metate, pues según ella, In artículo mortis la mamá le había dicho ella se quedara con esa parte del metate, lo que Doña Agustina nunca aceptó pues a ella su mamá jamás le había dicho tal voluntad (como todos sabemos, la mano del metate es el pedazo de piedra labrada en forma alargada y cilíndrica utilizada para triturar en la parte cuadrada -en sí el metate- todo tipo de comestible -era el equivalente a la actual licuadora-, primordialmente el nixtamal para obtener de esta manera la masa con la que se hacen las mexicanísimas tortillas. Pues por este nimio detalle no manifiesto previamente por la mamá a ambas hermanas, se mantuvieron separadas por tres décadas y fue hasta la hora de morir de Doña Agustina que le volvió a hablar a la hermana y ¡La perdonó!
AHORA IMAGINEMOS POR BIENES DE REAL VALOR COMERCIAL
Claro, para nosotros los citadinos este detalle de la mano del metate es algo realmente trivial, pero, imaginemos, si un pedazo de piedra volcánica, de mero valor estimativo provocó una tragedia familiar por no haber estado manifiesta la voluntad del testador, imaginemos cuando se trata de auténticos caudales y bienes materiales de gran valor que quedan intestados ¡Jesús, la mera tragedia!
Por lo tanto, no dejen problemas a sus familiares, así sea un bien mínimo dejen dispuesto como se distribuirá o quedará una vez habiendo felpado.
http://losbuenosdias.blogspot.com
correo: losbuenosdias@gmail.com
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Acabo de recibir la noticia de unas muy queridas amigas que viven en el altiplano de que acaban de perder a una tía que contaba con 95 años de edad y estado civil soltera, y, lamentablemente intestada, o sea, no hizo nunca testamento la ya mayor señorita, ahora, presumo se va a armar la pura pachanga entre los deudos, sobre todo que la hoy finada deja un gran terreno en el mero centro de la gran ciudad en donde viven mis amigas, cuya plusvalía cuando la época de joven de la difunta, no era mucho, pero hoy, con el crecimiento desmesurado de la ciudad el terreno vale mucho dinero.
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Pero, por estar intestado y haber ya puros sobrinos, reitero, va a estar muy buena la pachanga que ahí se a armar.
Precisamente por ello es menester dejar siempre un testamento, no importa la edad que tenga uno, en tanto se tenga un bien, hay que dejar la última voluntad debidamente manifiesta ante notario, se obvian toda una gama de problemas a los deudos. De ahí la importancia de hacer el testamento, en virtud de que el único requisito necesario para morirse es estar vivo; la edad, el estado de salud, etc., lógico, son fundamentales para un buen vivir, sobre todo en lo que respecta a calidad de vida, pero, para morirse, en cualquier momento.
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Peor aún si ya rebasó uno los cincuenta años, las "posibilités" de colgar los tenis son todavía mayores, de ahí la importancia de dejar todo muy bien documentado, pues reitero, luego se dan auténticos zafarranchos entre los familiares sobrevivientes.
¡POR LA MANO DEL METATE NO SE HABLARON POR 30 AÑOS!
Incluso, recuerdo muy bien el caso de una amiga de mi familia, Doña Agustina, aquella señora procedente de Maltrata, de quien ya en otras ocasiones les he platicado, sobre todo porque me describió de viva voz la forma tan "atroz" que vivieron, ellos, los campesinos de Maltrata durante el porfirismo, pues ella había vivido de niña la época del Gran General y de los que echó pestes fue de los "agraristas", o sea, de los "héroes" de la "rovolución", toda vez que me contó que padecieron hambre a la llegada de estos últimos, pues en la época de Don Porfirio siempre comieron muy bien. Pero, no es el tema hacer el panegírico del Gran General, sino una curiosa circunstancia que se dio entre Doña Agustina y su hermana menor, que según me enteré cuando Doña Agustina se puso grave (yo la traje ya un tanto mala de Xalapa y falleció en la casa de una tía mía), al avisarles del precario estado de salud de ella a sus familiares en Maltrata, vino entre ellos la hermana mencionada (única fraterna) y, se dio entre ellas todo un melodrama, pues resulta que tenían como 30 años de no dirigirse la palabra, en función a que según esto, las costumbres del campo de aquellos lares, a la muerte de la mamá, el metate (con todo y mano) se le quedaba a la hermana mayor, que en este caso se trataba de doña Agustina, pero, me enteré por la propia hermana menor, esta última se había quedado con la mano del metate, pues según ella, In artículo mortis la mamá le había dicho ella se quedara con esa parte del metate, lo que Doña Agustina nunca aceptó pues a ella su mamá jamás le había dicho tal voluntad (como todos sabemos, la mano del metate es el pedazo de piedra labrada en forma alargada y cilíndrica utilizada para triturar en la parte cuadrada -en sí el metate- todo tipo de comestible -era el equivalente a la actual licuadora-, primordialmente el nixtamal para obtener de esta manera la masa con la que se hacen las mexicanísimas tortillas. Pues por este nimio detalle no manifiesto previamente por la mamá a ambas hermanas, se mantuvieron separadas por tres décadas y fue hasta la hora de morir de Doña Agustina que le volvió a hablar a la hermana y ¡La perdonó!
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Claro, para nosotros los citadinos este detalle de la mano del metate es algo realmente trivial, pero, imaginemos, si un pedazo de piedra volcánica, de mero valor estimativo provocó una tragedia familiar por no haber estado manifiesta la voluntad del testador, imaginemos cuando se trata de auténticos caudales y bienes materiales de gran valor que quedan intestados ¡Jesús, la mera tragedia!
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correo: losbuenosdias@gmail.com
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