¡Y NO TE MUEVAS TLACOTALPAN QUE TE VOY A RETRATAR!
¡Y NO TE MUEVAS TLACOTALPAN QUE TE VOY A RETRATAR!
Con esta frase inmortal de Luis León, recuerdo con gran gusto y gozo que hoy se cumplen nada menos que cien años del nacimiento de un ilustre veracruzano y gran periodista, quien además fuera mi amigo y benefactor, Don Juan Malpica Mimendi, quien viera la luz del sol allá en la Perla del Papaloapan un cuatro de noviembre de mil novecientos ocho. Se dice rápido, pero, incuestionablemente mucha agua ha pasado por el puente.
Fuera de toda duda todo ser humano tiene siempre alguien quien de una u otra forma influye en uno para bien o para mal, en mi caso, a Dios sean dadas las gracias, al conocer a Don Juan, de inmediato me identifiqué con él, sobre todo por su gran personalidad de gente de bien que siempre manifestó. Jamás lo vi en actitud afectada, hierática, solemne o fuera de orden, siempre él y su extraordinaria personalidad, la cual estuvo siempre al servicio del prójimo, pues siempre mantuvo su mano tendida hacia quien necesitara.
Anécdotas les puedo contar en varias columnas, toda a cual más enriquecedoras de una persona, que no obstante teniendo todo para estar siempre en un pedestal, jamás se subió en él y caminó llana y simplemente como otro ciudadano más, sin creerse más o menos que nadie, haciendo de la amistad una forma de vivir y por tanto pasó por este mundo no solo haciendo el bien, sino sembrando trigo al azar. Y, sí, Don Juan es indudablemente no solo una referencia destacada en el periodismo nacional, en nuestro Estado y ciudad, sino un ejemplo a seguir como ser humano, en función a su notable visión que siempre tuvo de la existencia y la forma en como siempre honrara ese gran vínculo de la humanidad, llamado amistad.
FUE UN CIUDADANO DEL MUNDO
Lo mismo fue amigo de Presidentes de la República, que de connotados industriales y comerciantes, como de gente llana de todo el conglomerado. Una de las múltiples anécdotas de él, que me platicara Doña Bertha Rosalía Malpica de Ahued, su hija y nuestra actual Directora General y Presidenta del Consejo de Administración de El Dictamen y La Tarde, fue la vez que llegó en calcetines a su casa, pues en la calle una persona le pidió ayuda en monetario (¡Ah!, eso también, nunca traía dinero en efectivo, o dijera Zedillo "cash") y como no traía numerario, atinó a darle los zapatos al peticionario.
Se, pues tuve conciencia de ello, a los grandes problemas que se enfrentó a lo largo de su vida, pero, eso jamás le quitó el sueño, él siempre partió del principio que todo se iba a resolver y a resolver de manera positiva.
Fue un gran creyente, católico, y mucha fe tuvo siempre en Monseñor Guízar y Valencia, cuya tumba siempre visitaba cuando viajaba a la ciudad capital del Estado, Xalapa.
QUE EXQUISITEZ DE NARRATIVA Y LECTURA
Su libro Vivencias, es eso exactamente ¡Una vivencia!, ahí de manera muy ágil, a su estilo y en forma por demás anecdótica Don Juan nos legó a los veracruzanos y a quienes lean su obra la historia de aquella entidad veracruzana que él tanto conociera en función a los grandes recorridos que en todo tipo de medio de transporte hizo del territorio veracruzano. Su anecdotario con su mentor, Don Salvador Díaz Mirón y Don Fernando Siliceo y Torres, así como toda una gama de personajes ilustres con los que conviviera, comenzando por su ilustre padre, otra pluma de diamante, Don Juan Malpica Silva, es para tenerlo de libro de cabecera para quienes queremos y sabemos de lo trascendental, bello y profundo de nuestro querido Veracruz.
¡LAS SABATINAS! Y EL MEJOR REGALO QUE ME DIO
¡Aaah!, aquellas reuniones en su casa en los sábados al medio día, que eran auténticas tertulias literarias, de enorme contenido del saber, pero, de una gran cuanto grata mundanalidad, en donde, aquí sí, los mayores hablaban lo mismo de filosofía, que de anatomía, historia, política, etc., sin faltar lógicamente los chistes más ingeniosos y de todo tono de colores que puedan ustedes imaginar. Y yo, por invitación de mi gran amigo y benefactor estuve siempre presente en estas reuniones, en donde aprendí todavía más de lo aprendido en la primaria, la secundaria y la facultad. Y en una forma didáctica y pedagógica, tan ingeniosa y divertida, que en uno de estos días no estaría mal arrancarme con un libro para contar tanta anécdota y sucesos tan enriquecedores, sobre todo en este tiempo que pareciera se nos ha olvidado hasta el gusto por el real disfrute de la vida, el cual Don Juan tuvo hasta el último de sus días, pues cuando en la esperanza de que se iba a aliviar, me fui a cumplir mis tareas y al despedirme bromeando con él, me regaló una sonrisa, la cual llevo en mi memoria como su mejor regalo, que me indica debo estar siempre viendo ¡Hasta el último momento!, el lado positivo de todo en esta maravillosa experiencia llamada ¡Vida!
http://losbuenosdias.blogspot.com
correo: losbuenosdias@gmail.com
Obtén 5GB de almacenamiento completamente gratis, sólo ven a Skydrive
Con esta frase inmortal de Luis León, recuerdo con gran gusto y gozo que hoy se cumplen nada menos que cien años del nacimiento de un ilustre veracruzano y gran periodista, quien además fuera mi amigo y benefactor, Don Juan Malpica Mimendi, quien viera la luz del sol allá en la Perla del Papaloapan un cuatro de noviembre de mil novecientos ocho. Se dice rápido, pero, incuestionablemente mucha agua ha pasado por el puente.
Fuera de toda duda todo ser humano tiene siempre alguien quien de una u otra forma influye en uno para bien o para mal, en mi caso, a Dios sean dadas las gracias, al conocer a Don Juan, de inmediato me identifiqué con él, sobre todo por su gran personalidad de gente de bien que siempre manifestó. Jamás lo vi en actitud afectada, hierática, solemne o fuera de orden, siempre él y su extraordinaria personalidad, la cual estuvo siempre al servicio del prójimo, pues siempre mantuvo su mano tendida hacia quien necesitara.
Anécdotas les puedo contar en varias columnas, toda a cual más enriquecedoras de una persona, que no obstante teniendo todo para estar siempre en un pedestal, jamás se subió en él y caminó llana y simplemente como otro ciudadano más, sin creerse más o menos que nadie, haciendo de la amistad una forma de vivir y por tanto pasó por este mundo no solo haciendo el bien, sino sembrando trigo al azar. Y, sí, Don Juan es indudablemente no solo una referencia destacada en el periodismo nacional, en nuestro Estado y ciudad, sino un ejemplo a seguir como ser humano, en función a su notable visión que siempre tuvo de la existencia y la forma en como siempre honrara ese gran vínculo de la humanidad, llamado amistad.
FUE UN CIUDADANO DEL MUNDO
Lo mismo fue amigo de Presidentes de la República, que de connotados industriales y comerciantes, como de gente llana de todo el conglomerado. Una de las múltiples anécdotas de él, que me platicara Doña Bertha Rosalía Malpica de Ahued, su hija y nuestra actual Directora General y Presidenta del Consejo de Administración de El Dictamen y La Tarde, fue la vez que llegó en calcetines a su casa, pues en la calle una persona le pidió ayuda en monetario (¡Ah!, eso también, nunca traía dinero en efectivo, o dijera Zedillo "cash") y como no traía numerario, atinó a darle los zapatos al peticionario.
Se, pues tuve conciencia de ello, a los grandes problemas que se enfrentó a lo largo de su vida, pero, eso jamás le quitó el sueño, él siempre partió del principio que todo se iba a resolver y a resolver de manera positiva.
Fue un gran creyente, católico, y mucha fe tuvo siempre en Monseñor Guízar y Valencia, cuya tumba siempre visitaba cuando viajaba a la ciudad capital del Estado, Xalapa.
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Su libro Vivencias, es eso exactamente ¡Una vivencia!, ahí de manera muy ágil, a su estilo y en forma por demás anecdótica Don Juan nos legó a los veracruzanos y a quienes lean su obra la historia de aquella entidad veracruzana que él tanto conociera en función a los grandes recorridos que en todo tipo de medio de transporte hizo del territorio veracruzano. Su anecdotario con su mentor, Don Salvador Díaz Mirón y Don Fernando Siliceo y Torres, así como toda una gama de personajes ilustres con los que conviviera, comenzando por su ilustre padre, otra pluma de diamante, Don Juan Malpica Silva, es para tenerlo de libro de cabecera para quienes queremos y sabemos de lo trascendental, bello y profundo de nuestro querido Veracruz.
¡LAS SABATINAS! Y EL MEJOR REGALO QUE ME DIO
¡Aaah!, aquellas reuniones en su casa en los sábados al medio día, que eran auténticas tertulias literarias, de enorme contenido del saber, pero, de una gran cuanto grata mundanalidad, en donde, aquí sí, los mayores hablaban lo mismo de filosofía, que de anatomía, historia, política, etc., sin faltar lógicamente los chistes más ingeniosos y de todo tono de colores que puedan ustedes imaginar. Y yo, por invitación de mi gran amigo y benefactor estuve siempre presente en estas reuniones, en donde aprendí todavía más de lo aprendido en la primaria, la secundaria y la facultad. Y en una forma didáctica y pedagógica, tan ingeniosa y divertida, que en uno de estos días no estaría mal arrancarme con un libro para contar tanta anécdota y sucesos tan enriquecedores, sobre todo en este tiempo que pareciera se nos ha olvidado hasta el gusto por el real disfrute de la vida, el cual Don Juan tuvo hasta el último de sus días, pues cuando en la esperanza de que se iba a aliviar, me fui a cumplir mis tareas y al despedirme bromeando con él, me regaló una sonrisa, la cual llevo en mi memoria como su mejor regalo, que me indica debo estar siempre viendo ¡Hasta el último momento!, el lado positivo de todo en esta maravillosa experiencia llamada ¡Vida!
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