"CARTAS A MI HIJA"

"CARTAS A MI HIJA"
Tal es el título del libro de nuestra compañera de trabajo y gran amiga, Elvirita del Carmen Tejera, quien, efectivamente, como lo dijera el maestro de ceremonias, nos obsequió con una verdadera obra.
Por motivos de trabajo tuve que salir corriendo del evento una vez finalizado, no pude quedarme al brindis y por ello tampoco adquirí el libro, pero, por el desarrollo de toda la presentación, ni duda me cabe del trascendente contenido del mismo.
PERFECTA EJECUCION DE LA BAILARINA
Como parte del programa, una nena, muy, pero muy profesional, realizó unas danzas un tanto etéreas, que fueron muy bien con la esencia de lo que se explicó del mensaje del texto. Incluso, unas jóvenes estudiantes del Tecno, integrantes de la rondalla del mismo instituto, cantaron dentro de su repertorio una canción que jamás había oído, pero también acorde con el libro, se refería la canción de manera muy poética a la madre.
La presentación, como todo aquello que vale la pena, fue breve, sencilla y por lo tanto, altamente gratificante.
FUE UN EVENTO FAMILIAR MASIVO, COMO YA NO SE DAN
Cuán gozosa se vio Elvirita cuando sus dos hijas, sus yernos y nietos subieron al escenario a felicitarla, una de sus nietas, creo la mayor (de aproximadamente unos 7 u 8 años de edad), comenzó de manera espontánea a ejecutar también una danza con música imaginaria, lo cual fue, por la espontaneidad y el sentimiento que la niña le imprimía a sus improvisados pasos de ballet, todo un agasajo. Esto fue algo así como haberle pedido al tiempo que volviera y de pronto nos viéramos en aquellas escenas familiares de los años sesenta, cuando, a falta de tanto aparato electrónico y tanta técnica prevaleciente en la actualidad, la vida era eso....vida y se podía sobre todo disfrutar en sus más nimios, pero incuestionablemente cuanto más representativos y significativos detalles.
LA FELICIDAD, INDUDABLEMENTE ESTA EN NOSOTROS MISMOS
Cuando Elvirita habló sobre una de las "cartas" de su libro, me llamó mucho la atención su énfasis sobre el término felicidad y la forma tan prolija y breve como ella nos lo explica, sustentando tan grato estado espiritual, dentro de nosotros mismos.
EL HOMBRE MÁS FELIZ DEL MUNDO
Por alguna mecánica mental me ubicó en una narrativa que un amigo me hiciera llegar en donde me explica sobre un experimento realizado no hace mucho, en donde, a través de métodos científicos se trata de ver cual es el hombre más feliz del planeta. Los encargados de este estudio son del laboratorio de Neurociencia Afectiva de la Universidad de Wisconsin, en donde después de haber examinado a varios elegidos, concluyen que: el hombre más feliz del planeta es un individuo que vive en una celda de dos por dos metros, no es dueño ni ejecutivo de ninguna de las compañías del Fortune 500, no tiene relaciones sexuales desde hace más de treinta años, no vive pendiente del celular ni tiene Blackberry, no va al gym, ni maneja un BMW, no viste ropa de Armani ni Hugo Boss, desconoce el Prozac como el Viagra o el éxtasis, y ni siquiera toma Coca Cola. En suma: el hombre más feliz del mundo es un hombre que no tiene dinero, éxito profesional, vida sexual, ni popularidad. Su nombre es Matthieu Ricard, francés, occidental por nacimiento, budista por convicción y el único entre cientos de voluntarios cuyo cerebro no sólo alcanzó la máxima calificación de felicidad prevista por los científicos (- 0.3), sino que se salió por completo del "felizómetro": -0.45.
Los 256 sensores y decenas de resonancias magnéticas a las que Ricard se sometió a lo largo de varios años para validar el experimento no mienten: Allí donde los niveles en los simples mortales es muy alto, como estrés, coraje, frustración, en el cerebro de Ricard, estas sensaciones negativas sencillamente no existen. Lo paradójico del caso no es que él sea un hombre tan feliz, sino cómo llegó a serlo: desprendiéndose de todo aquello en lo que los occidentales suponemos radica la felicidad: éxito profesional, pericia científica, dinero, posesiones, relaciones humanas y consumo, consumo, consumo...
LIBRO CUYO CONTENIDO URGE REENCONTARLO EL MUNDO
O sea, en el libro de Elvirita del Carmen también incluyó en "Cartas a su hija", la forma en cómo llegar a alcanzar la felicidad.
Tal y como lo explica Elvirita, su obra no la escribió con tinta, sino con mucho, pero mucho corazón. Y bueno, a mí en lo personal me ha parecido muy, pero muy bien la presentación del libro de mi gran amiga, en virtud, de que además de llamarse Elvira, como mi madre, de una u otra forma, lo que ahí explica ella en el texto, en muchas ocasiones se lo oí referir a mi madre en sus muy particulares palabras a mis hermanas. Todo un compendio de fórmulas para trascender con ecuanimidad en la vida y en este mundo en donde en ocasiones las cosas se le complican todavía más a las mujeres. No obstante los notables resultados de la lucha constante de ellas por la igualdad de los derechos.
Muy bien por mi amiga Elvirita y en cuanto haya leído el libro les prometo darles una explicación todavía más casuística, en función a que, si con fragmentos del mismo que se comentaron, se pudo vislumbrar y sentir la fuerza del contexto en su conjunto, leer toda la obra debe ser un gran agasajo. Ahí, se ve, lo que campea es el amor de una madre.
Ese misterioso y complejo sentimiento que de una u otra forma sólo las mujeres tienen el privilegio de dar y otorgar, sobre todo cuando se trata del que dan y procuran a sus hijos; el cual, amén de abundar al leer el libro de Elvirita, queda pero muy bien plasmado en aquella película española: "Todos sobre mi madre".
¡HOMBRE! HE ENCONTRADO A MI AMIGA OFELIA
Por cierto, algo realmente extraordinario me sucedió en la presentación, volví a encontrar a una gran, cuanto grata amiga de tiempo ha, que dejé de ver cuando viví en la ciudad de México ¡hace 25 años, mi gran amiga Ofelia! De quien sólo tengo recuerdos gratos, sobre todo su forma magistral de ejecutar al piano, primordialmente "Claro de luna" y "Para Elisa" de Beethoven.

correo: losbuenosdias@gmail.com

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