"¡POR MI RAZA HABLARÁ EL ESPÍRITU!"
"¡POR MI RAZA HABLARÁ EL ESPÍRITU!"
Incuestionablemente me estoy refiriendo al lema del escudo de la Universidad representativa, no solo de nuestra nación, sino de toda Latinoamérica ¡La UNAM! Los signos de admiración en el título son de mi más absoluta cosecha y se los agrego por aquello de las moscas y alguien no haya captado la enorme profundidad del mensaje que deja plasmado en él su mismo autor, el gran oaxaqueño de espíritu de titán, Don José Vasconcelos, quien, no obstante no haber fundado la UNAM (la funda otro enorme cuan eximio oaxaqueño e ilustre mexicano aun no reivindicado por la historia, Don Porfirio Díaz), sin duda alguna le dio todo el empuje y esplendor que llegó a tener y tiene esta Máxima Casa de Estudios.
¡QUE GENERACIONES! ¡QUE GRANDES MEXICANOS!
Y bueno, no es mi intención hacer una vez más la apología de Don José Vasconcelos, como tampoco de nuevo la de mi gran General, Don Porfi, sino de otro gran oaxaqueño que tuvo que ver de manera directa con el primero y no me cabe la menor duda debió estar en contacto con el segundo así haya sido vía los libros, y me refiero al gran, pero gran escritor, periodista, poeta, político y ser humano, Don Andrés Henestrosa. Quien falleciera a la edad de 101 el pasado diez de enero.
Me esperé hasta hoy domingo para escribir sobre este gran personaje, en virtud de que en este día trato de darle algo "cultural" o "humanista" a la "calumnia". Y, si algo tuvo Don Andrés fue precisamente ¡Humanismo y cultura!
MI GRAN AMIGA LA DOCTORA BERTHELY ME LO PRESENTO
Creo el humanismo lo tuvo siempre y la cultura, además de igual, la enriqueció conforme fue avanzando en el tiempo y el espacio.
Gracias a mi gran amiga la Dra. Lilya Berthely, tuve la oportunidad de conocer personalmente a Don Andrés en la ciudad de México, hace dos años, o sea, cuando él andaba en los 99 de edad. Al verlo tan callado, tan quieto, tan viejito, me dio la idea de haber entrado ya en un avanzado grado de senectud y por tal, me comencé a lamentar no haber sido antes la gran oportunidad de saludar de mano y "haber podido platicar bien" con tan significativo, cuanto representativo mexicano. Pues grande fue mi sorpresa cuando Don Andrés, a sus !99 años!, se arrancó a hablar de una forma tan hilada, firme, pero sobre todo dulce (logró imprimirle a su manera de hablar el castellano esa dulce resonancia con la que se hablan todas las lenguas autóctonas de nuestra tierra, la de él era el zapoteca), que cautivó a toda la audiencia. Terminado el evento, me arranqué más que veloz a saludarlo, a abrazarlo y a felicitarlo por existir todavía y ser sobre todo un enorme ser humano que había hecho de su existencia un auténtico verso y poema de canto a la vida, a la libertad y además, en tan grandilocuentes manifestaciones, habernos mostrado a quienes lo hemos seguido esa exquisita esencia de la cultura de nuestros ancestros indígenas. Ese amor por la naturaleza, por el maravilloso misterio llamado vida, pero más aun, sin haberselo él propuesto, haber dejado en su existir y escribir un compendio de ¡Cómo disfrutar y gozar el don de dones, la vida!
"LO PRIMERO QUE HICE LLEGANDO A MÉXICO FUE IR A VER A VASCONCELOS ¡ME DIO DINERO Y REGALÓ MUCHOS LIBROS!"
Me platicó cuando llegó a la ciudad de México y lo primero que hizo fue ir a ver a José Vasconcelos, que además de convertirse en su mecenas, pues me dijo no traía ni un centavo en la bolsa, le regaló un gran número de libros y le dijo que una vez leídos volviera a buscarlo. Y fue a partir de la lectura de los libros que le obsequiara Vasconcelos que él prácticamente encuentra su misión en la vida: ¡Vivirla a plenitud! Tal y como ya lo había estado haciendo.
CUMPLIO A PLENITUD CON SU MISION Y SU GRANDEZA
Y no, no me lamento por la desaparición física de Don Andrés, pues, la vida, entre sus fundamentos tiene la muerte, y ésta se tardó en llegar a tan gran mexicano, quien a los 99 años de edad estaba lúcido al 100% y diciendo que lamentaba decepcionar a aquellos que creían se iba a morir, pues él iba a seguir escribiendo de manera ininterrumpida. O sea, conservaba el cáustico sentido del humor y la fina ironía de aquellos que saben gozar de la existencia.
ULTIMO DE LOS TITANES MEXICANOS DE ENORME ESPIRITU
El fue tal vez el último de una gran generación de mexicanos que de manera sustancial y por demás brillante enriquecieron el acervo cultural mexicano. Y no porque él se lo haya propuesto, sino porque su espíritu, liberal antes que nada, le permitió ser original, auténtico ¡El!, solo él y nadie más que él en su gran cuanto enorme originalidad, sin considerar protocolos, hieratismos y toda esa cauda de monsergas que hoy por hoy invaden a las "generaciones de intelectuales". Incluso él, no obstante serlo, jamás permitió ser considerado tal, él era Henestrosa ¡Y se acabó!, el irreverente, el espiritual, el irredento, el irónico, el rebelde, el defensor de sus orígenes y de esa magnífica esencia de lo que tanta fuerza le da a nuestro país, no obstante se encuentra denigrado y rechazado por tantos: su indigenismo.
EL SERIA "EL ÚLTIMO DE LOS VERDADEROS LIBERALES"
Y creo el título, no obstante "fusilado", le va muy bien, fue el "último de los mohicanos" de esa generación de mexicanos que abrevaron en el agua de la necesidad, pero que ante todo y primero que todo tuvieron un ansia inacabable de decir al mundo la grandeza de sus orígenes y sacar a la vez al pueblo de su postración, lo mejor de todo es lograron lo primero, lamentablemente lo segundo, el hoy llamado "liberalismo económico" (pues no es otra cosa que el aniquilamiento de nuestros magníficos orígenes en aras de la sumisión a un servilismo a capitales golondrinos para el sometimiento a una gran explotación del pueblo -contra lo que luchó la generación de Henestrosa y sus antecesores. Pero...esta es otra historia-) lo está aniquilando terriblemente con la colaboración incluso de nuestras más altas autoridades.
SIN DUDA, UN PUEBLO CON UN HENESTROSA ¡CUAN GRANDE ES!
Pero ¡Qué gran pueblo es aquel que llega a tener un poeta como, entre otros grandes a Henestrosa! ¿Quién recogerá su estafeta para seguir con esa ingente tarea? No vea a ninguno en el horizonte, salvo puro "intelectual de nómina".
Correo: losbuenosdias@gmail.com
Incuestionablemente me estoy refiriendo al lema del escudo de la Universidad representativa, no solo de nuestra nación, sino de toda Latinoamérica ¡La UNAM! Los signos de admiración en el título son de mi más absoluta cosecha y se los agrego por aquello de las moscas y alguien no haya captado la enorme profundidad del mensaje que deja plasmado en él su mismo autor, el gran oaxaqueño de espíritu de titán, Don José Vasconcelos, quien, no obstante no haber fundado la UNAM (la funda otro enorme cuan eximio oaxaqueño e ilustre mexicano aun no reivindicado por la historia, Don Porfirio Díaz), sin duda alguna le dio todo el empuje y esplendor que llegó a tener y tiene esta Máxima Casa de Estudios.
¡QUE GENERACIONES! ¡QUE GRANDES MEXICANOS!
Y bueno, no es mi intención hacer una vez más la apología de Don José Vasconcelos, como tampoco de nuevo la de mi gran General, Don Porfi, sino de otro gran oaxaqueño que tuvo que ver de manera directa con el primero y no me cabe la menor duda debió estar en contacto con el segundo así haya sido vía los libros, y me refiero al gran, pero gran escritor, periodista, poeta, político y ser humano, Don Andrés Henestrosa. Quien falleciera a la edad de 101 el pasado diez de enero.
Me esperé hasta hoy domingo para escribir sobre este gran personaje, en virtud de que en este día trato de darle algo "cultural" o "humanista" a la "calumnia". Y, si algo tuvo Don Andrés fue precisamente ¡Humanismo y cultura!
MI GRAN AMIGA LA DOCTORA BERTHELY ME LO PRESENTO
Creo el humanismo lo tuvo siempre y la cultura, además de igual, la enriqueció conforme fue avanzando en el tiempo y el espacio.
Gracias a mi gran amiga la Dra. Lilya Berthely, tuve la oportunidad de conocer personalmente a Don Andrés en la ciudad de México, hace dos años, o sea, cuando él andaba en los 99 de edad. Al verlo tan callado, tan quieto, tan viejito, me dio la idea de haber entrado ya en un avanzado grado de senectud y por tal, me comencé a lamentar no haber sido antes la gran oportunidad de saludar de mano y "haber podido platicar bien" con tan significativo, cuanto representativo mexicano. Pues grande fue mi sorpresa cuando Don Andrés, a sus !99 años!, se arrancó a hablar de una forma tan hilada, firme, pero sobre todo dulce (logró imprimirle a su manera de hablar el castellano esa dulce resonancia con la que se hablan todas las lenguas autóctonas de nuestra tierra, la de él era el zapoteca), que cautivó a toda la audiencia. Terminado el evento, me arranqué más que veloz a saludarlo, a abrazarlo y a felicitarlo por existir todavía y ser sobre todo un enorme ser humano que había hecho de su existencia un auténtico verso y poema de canto a la vida, a la libertad y además, en tan grandilocuentes manifestaciones, habernos mostrado a quienes lo hemos seguido esa exquisita esencia de la cultura de nuestros ancestros indígenas. Ese amor por la naturaleza, por el maravilloso misterio llamado vida, pero más aun, sin haberselo él propuesto, haber dejado en su existir y escribir un compendio de ¡Cómo disfrutar y gozar el don de dones, la vida!
"LO PRIMERO QUE HICE LLEGANDO A MÉXICO FUE IR A VER A VASCONCELOS ¡ME DIO DINERO Y REGALÓ MUCHOS LIBROS!"
Me platicó cuando llegó a la ciudad de México y lo primero que hizo fue ir a ver a José Vasconcelos, que además de convertirse en su mecenas, pues me dijo no traía ni un centavo en la bolsa, le regaló un gran número de libros y le dijo que una vez leídos volviera a buscarlo. Y fue a partir de la lectura de los libros que le obsequiara Vasconcelos que él prácticamente encuentra su misión en la vida: ¡Vivirla a plenitud! Tal y como ya lo había estado haciendo.
CUMPLIO A PLENITUD CON SU MISION Y SU GRANDEZA
Y no, no me lamento por la desaparición física de Don Andrés, pues, la vida, entre sus fundamentos tiene la muerte, y ésta se tardó en llegar a tan gran mexicano, quien a los 99 años de edad estaba lúcido al 100% y diciendo que lamentaba decepcionar a aquellos que creían se iba a morir, pues él iba a seguir escribiendo de manera ininterrumpida. O sea, conservaba el cáustico sentido del humor y la fina ironía de aquellos que saben gozar de la existencia.
ULTIMO DE LOS TITANES MEXICANOS DE ENORME ESPIRITU
El fue tal vez el último de una gran generación de mexicanos que de manera sustancial y por demás brillante enriquecieron el acervo cultural mexicano. Y no porque él se lo haya propuesto, sino porque su espíritu, liberal antes que nada, le permitió ser original, auténtico ¡El!, solo él y nadie más que él en su gran cuanto enorme originalidad, sin considerar protocolos, hieratismos y toda esa cauda de monsergas que hoy por hoy invaden a las "generaciones de intelectuales". Incluso él, no obstante serlo, jamás permitió ser considerado tal, él era Henestrosa ¡Y se acabó!, el irreverente, el espiritual, el irredento, el irónico, el rebelde, el defensor de sus orígenes y de esa magnífica esencia de lo que tanta fuerza le da a nuestro país, no obstante se encuentra denigrado y rechazado por tantos: su indigenismo.
EL SERIA "EL ÚLTIMO DE LOS VERDADEROS LIBERALES"
Y creo el título, no obstante "fusilado", le va muy bien, fue el "último de los mohicanos" de esa generación de mexicanos que abrevaron en el agua de la necesidad, pero que ante todo y primero que todo tuvieron un ansia inacabable de decir al mundo la grandeza de sus orígenes y sacar a la vez al pueblo de su postración, lo mejor de todo es lograron lo primero, lamentablemente lo segundo, el hoy llamado "liberalismo económico" (pues no es otra cosa que el aniquilamiento de nuestros magníficos orígenes en aras de la sumisión a un servilismo a capitales golondrinos para el sometimiento a una gran explotación del pueblo -contra lo que luchó la generación de Henestrosa y sus antecesores. Pero...esta es otra historia-) lo está aniquilando terriblemente con la colaboración incluso de nuestras más altas autoridades.
SIN DUDA, UN PUEBLO CON UN HENESTROSA ¡CUAN GRANDE ES!
Pero ¡Qué gran pueblo es aquel que llega a tener un poeta como, entre otros grandes a Henestrosa! ¿Quién recogerá su estafeta para seguir con esa ingente tarea? No vea a ninguno en el horizonte, salvo puro "intelectual de nómina".
Correo: losbuenosdias@gmail.com
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