"SE LES QUITARÁ A LOS NIÑOS LOS TROMPOS SI LOS JUEGAN"
"SE LES QUITARÁ A LOS NIÑOS LOS TROMPOS SI LOS JUEGAN"
En virtud de que ando tratando de salir de mi marasmo existencial, me he ido a dormir a otro lado y este sitio queda cerca de una escuela. Y claro, para no herir susceptibilidades no diré nombres, pero, cabe hacer la aclaración que cada vez que me quedo a dormir en este lugar, por lo regular tengo un muy buen despertar en función al bullicio causado por toda la gente pequeña de esa escuela a la hora de entrada. Es realmente vivificador escuchar toda esa algarabía causada por tanta gente menuda, lo cual demuestra la felicidad, salud, pero sobre todo la energía de la infancia. Y bueno, hoy estaba en esos despertares, pero de repente el humor me cambió cuando (me imagino era la directora), de pronto una voz femenina ordenando a los niños se formaran a través de un altavoz, una vez logrado el objetivo de tener a los niños ordenados y callados, comenzó con una tremenda admonición, que de haber contado yo con un altavoz le habría gritado: "¡Amargada, aguafiestas!".
CASI CASI UNA CRUELA DE VIL O ¡MALEFICA!
Pues se arrancó diciéndole a los niños: "Aquellos de ustedes que sean sorprendidos jugando al trompo, se les quitará el juguete, serán amonestados y el trompo tirado a la basura; no queremos que ninguno de sus compañeros salga herido o lastimado por efectos de los juegos con el trompo".
¡POR FAVOR! ¡HAY QUE FOMENTAR ESTOS JUEGOS EN LA NIÑEZ!
Creo a pie firme esta directora o quien haya estado aventándose tan terrible anatema a través del altavoz, no sabe ni papa, o pretende ignorar el terrible problema que ahora tiene la niñez precisamente porque ya no saben jugar con trompos, yo-yos, baleros; empinar cometas o papalotes, etc. Y sólo se dedican a estar enajenados en frente de algún monitor de la computadora con los juegos electrónicos, o navegando en internet buscando toda esa gama de posibilidades absurdas que ahora a los niños les arrebatan la niñez a tan temprana edad.
LEJOS DE INHIBIRLOS HAY QUE ESTIMULARLOS
Yo, en el lugar de esta maestra, estaría felicitando a los niños jugadores del trompo y hasta haría una zona especial del patio de recreo para fomentar en los niños tal o tales juegos (pues también los invitaría a jugar al yo-yo y los volvería a enseñar a elevar un papalote y enviar "telegramas" a través del hilo con el que se guía. En lugar de estar en el fastidio pleno acabando con los pocos brotes que aún perduran en los niños de esos juegos tradicionales que incluso en varias ocasiones les había dicho ya no veía yo jugara más la actual infancia.
¡QUE MANERA TAN FEA DE INHIBIR A LA NIÑEZ!
No sé, pero la nada oportuna advertencia de tan retrógrada mentora, me obliga comparar tal prohibición con el hecho de que cuando se encontraron aquellos ejemplares de manatíes en la laguna de Alvarado, en lugar de preservar tales ejemplares (otrora abundantes en la zona), los hubiesen matado o sencillamente comido, acción esta a través de la cual se extinguió esta especie en dicho lugar.
¡LA VIDA MISMA ES UN RIESGO!
No me queda la menor duda de que el juego del trompo implica ciertos riesgos, pero, la vida misma es un riesgo y no por ello nos vamos a morir en lugar de experimentar tan bendito riesgo. Amén de que a los niños les urge volver a jugar incluso hasta a las canicas. Que lógico, en virtud de que no hay ya calle sin peligro, debido a la enorme cantidad de vehículos que circulan por toda la ciudad a toda hora, sería un peligro para los infantes estar jugando a media calle o a la orilla de la banqueta (que además, con tanto carro estacionado, ocupando todas las aceras, no hay espacio ya para que la gente menuda pueda jugar a las canicas).
SALVO EL PATIO ESCOLAR LOS NIÑOS NO TIENEN DONDE JUGAR
Con el agravante además, de que si algo no tenemos en las zonas urbanas ¡En todo el país!, son parques o lo que hoy eufemísticamente llaman "áreas verdes" y las que hay por lo regular están llenas de puro gañán que resulta peligroso dejar solos ahí a los niños. Que claro, en dónde van a jugar ahora los niños ¡En la escuela!, pues incluso, antes las casas contaban con patios y si se vivía en un departamento, los balcones estaban de tal tamaño que ahí mismo se improvisaba un campo de canicas. Hoy, con las nuevas casas, apenas y si hay espacio para unos cuantos muebles. Que como dijera Polo Polo en uno de sus muy irónicos chistes: "La donde me cambié, está tan pequeña que tuve que compartir el mismo clavo con el vecino para colgar cada quien su Ultima cena y el cristo lo tuve que poner en "firmes", porque no cabía en la casa crucificado". Así está el asunto ahora con esto de los espacios.
AYUDEMOS A QUE DISFRUTEN SU INFANCIA, NO LOS COARTEMOS
Por lo tanto, el único lugar natural en donde los niños encuentran sitio para sus juegos ¡Es el patio de recreo de la escuela! Y, si nos quejamos de que ahora los niños cada vez están más gordos, impidiéndoles desarrollen las reminiscencias que les quedan de juegos activos ¡Dios mío!, les estamos acabando de matar su ya de por si exigua y hartamente expuesta infancia ¿Cuántas veces no nos descalabramos siendo niños, cuántas veces no hicimos a nuestros padres correr porque estábamos hasta arriba de un árbol? ¿Acaso esto oscureció nuestra niñez? ¡Al contrario!, son los gratos recuerdos de aquellas vivencia que nos condicionaron a descubrir lo sabroso de la vida ¿O no?
Correo: losbuenosdias@gmail.com
En virtud de que ando tratando de salir de mi marasmo existencial, me he ido a dormir a otro lado y este sitio queda cerca de una escuela. Y claro, para no herir susceptibilidades no diré nombres, pero, cabe hacer la aclaración que cada vez que me quedo a dormir en este lugar, por lo regular tengo un muy buen despertar en función al bullicio causado por toda la gente pequeña de esa escuela a la hora de entrada. Es realmente vivificador escuchar toda esa algarabía causada por tanta gente menuda, lo cual demuestra la felicidad, salud, pero sobre todo la energía de la infancia. Y bueno, hoy estaba en esos despertares, pero de repente el humor me cambió cuando (me imagino era la directora), de pronto una voz femenina ordenando a los niños se formaran a través de un altavoz, una vez logrado el objetivo de tener a los niños ordenados y callados, comenzó con una tremenda admonición, que de haber contado yo con un altavoz le habría gritado: "¡Amargada, aguafiestas!".
CASI CASI UNA CRUELA DE VIL O ¡MALEFICA!
Pues se arrancó diciéndole a los niños: "Aquellos de ustedes que sean sorprendidos jugando al trompo, se les quitará el juguete, serán amonestados y el trompo tirado a la basura; no queremos que ninguno de sus compañeros salga herido o lastimado por efectos de los juegos con el trompo".
¡POR FAVOR! ¡HAY QUE FOMENTAR ESTOS JUEGOS EN LA NIÑEZ!
Creo a pie firme esta directora o quien haya estado aventándose tan terrible anatema a través del altavoz, no sabe ni papa, o pretende ignorar el terrible problema que ahora tiene la niñez precisamente porque ya no saben jugar con trompos, yo-yos, baleros; empinar cometas o papalotes, etc. Y sólo se dedican a estar enajenados en frente de algún monitor de la computadora con los juegos electrónicos, o navegando en internet buscando toda esa gama de posibilidades absurdas que ahora a los niños les arrebatan la niñez a tan temprana edad.
LEJOS DE INHIBIRLOS HAY QUE ESTIMULARLOS
Yo, en el lugar de esta maestra, estaría felicitando a los niños jugadores del trompo y hasta haría una zona especial del patio de recreo para fomentar en los niños tal o tales juegos (pues también los invitaría a jugar al yo-yo y los volvería a enseñar a elevar un papalote y enviar "telegramas" a través del hilo con el que se guía. En lugar de estar en el fastidio pleno acabando con los pocos brotes que aún perduran en los niños de esos juegos tradicionales que incluso en varias ocasiones les había dicho ya no veía yo jugara más la actual infancia.
¡QUE MANERA TAN FEA DE INHIBIR A LA NIÑEZ!
No sé, pero la nada oportuna advertencia de tan retrógrada mentora, me obliga comparar tal prohibición con el hecho de que cuando se encontraron aquellos ejemplares de manatíes en la laguna de Alvarado, en lugar de preservar tales ejemplares (otrora abundantes en la zona), los hubiesen matado o sencillamente comido, acción esta a través de la cual se extinguió esta especie en dicho lugar.
¡LA VIDA MISMA ES UN RIESGO!
No me queda la menor duda de que el juego del trompo implica ciertos riesgos, pero, la vida misma es un riesgo y no por ello nos vamos a morir en lugar de experimentar tan bendito riesgo. Amén de que a los niños les urge volver a jugar incluso hasta a las canicas. Que lógico, en virtud de que no hay ya calle sin peligro, debido a la enorme cantidad de vehículos que circulan por toda la ciudad a toda hora, sería un peligro para los infantes estar jugando a media calle o a la orilla de la banqueta (que además, con tanto carro estacionado, ocupando todas las aceras, no hay espacio ya para que la gente menuda pueda jugar a las canicas).
SALVO EL PATIO ESCOLAR LOS NIÑOS NO TIENEN DONDE JUGAR
Con el agravante además, de que si algo no tenemos en las zonas urbanas ¡En todo el país!, son parques o lo que hoy eufemísticamente llaman "áreas verdes" y las que hay por lo regular están llenas de puro gañán que resulta peligroso dejar solos ahí a los niños. Que claro, en dónde van a jugar ahora los niños ¡En la escuela!, pues incluso, antes las casas contaban con patios y si se vivía en un departamento, los balcones estaban de tal tamaño que ahí mismo se improvisaba un campo de canicas. Hoy, con las nuevas casas, apenas y si hay espacio para unos cuantos muebles. Que como dijera Polo Polo en uno de sus muy irónicos chistes: "La donde me cambié, está tan pequeña que tuve que compartir el mismo clavo con el vecino para colgar cada quien su Ultima cena y el cristo lo tuve que poner en "firmes", porque no cabía en la casa crucificado". Así está el asunto ahora con esto de los espacios.
AYUDEMOS A QUE DISFRUTEN SU INFANCIA, NO LOS COARTEMOS
Por lo tanto, el único lugar natural en donde los niños encuentran sitio para sus juegos ¡Es el patio de recreo de la escuela! Y, si nos quejamos de que ahora los niños cada vez están más gordos, impidiéndoles desarrollen las reminiscencias que les quedan de juegos activos ¡Dios mío!, les estamos acabando de matar su ya de por si exigua y hartamente expuesta infancia ¿Cuántas veces no nos descalabramos siendo niños, cuántas veces no hicimos a nuestros padres correr porque estábamos hasta arriba de un árbol? ¿Acaso esto oscureció nuestra niñez? ¡Al contrario!, son los gratos recuerdos de aquellas vivencia que nos condicionaron a descubrir lo sabroso de la vida ¿O no?
Correo: losbuenosdias@gmail.com
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