"LA VERDAD OS HARÁ LIBRES"
"LA VERDAD OS HARÁ LIBRES"
En otras ocasiones hemos platicado sobre este versículo de San Juan (obvio, en el evangelio escrito por él), pero, hoy se los vuelvo a traer a colación en función a que la charla con los médicos se volvió a repetir en un desayuno organizado por quien esto escribe. Y resulta, que como siempre, salió a relucir el intelecto, la materia gris y las profundas cavilaciones. Más que nada, creo, porque se trató sobre el tema de la psiquiatría. Los de la voz cantante y docta, fueron los doctores y grandes amigos, José Luis Beristáin Silva y Alejandro Córdova Córdova (el primero afamado gastroenterólogo de nuestra ciudad y Estado; amén de cardiólogo, oncólogo, dermatólogo, pediatra, geriatra y varias otras especialidades que gracias a mi familia ha debido llevar a la práctica, en virtud de que desde que lo conocimos nadie de la familia ha querido ir a ver a ningún otro médico salvo a él; el segundo, notable psiquiatra, alumno de Erich Fromm; fundador del Colegio de Psiquiatría de México, junto con el Dr. Ramón de la Fuente -papá- y destacado practicante del budismo Sen), como oyentes y conocedores responsables de la parte histriónica -ergo desmadre- del encuentro, los mejores otorrinos de Veracruz y ahora ambos subdirectores nocturnos del CMNARC del IMSS, nadamás y nadamenos que los también grandes amigos, Pedro Gutiérrez Aguilar, connotado especialista en la angina derecha, y Juan Romero Vera, excepcional especialista en la angina izquierda. A tal grado ha llegado la irreverencia de Pedrito (que como buen médico no especializado en psiquiatría, se encuentra contrario a tal especialidad), en la réplica hecha al Dr. Córdova por los conceptos por éste vertidos, preguntó si había sido buen alumno de la especialidad. Al no querer sonar el Dr. Córdova presuntuoso, dio como referencia que el Dr. Ramón de la Fuente lo llevaba a prácticas hospitalarias. Y Pedrito, todo candor, abundó con la pregunta: "¿Cómo paciente psiquiátrico?". Excuso decirles las carcajadas estallaron ipso facto. En tanto, Juan Romero se dedicaba a hacer todo tipo de simulacros de efectos guturales, ya bien de líquido siendo vertido cuando alguien se servía el café o imitando el ulular del viento (afuera soplaba el norte).
¡NOTABLE EL AMBIENTE!
Estoy seguro los comensales a nuestro alrededor concluyeron el grupo en pleno se había escapado del pabellón -no hay- psiquiátrico del IMSS. Al que esto escribe, le tocó la grata tarea de ser el moderador de tan singular "simpósium".
LOS MEDICOS NO PSIQUIATRAS NO ACEPTAN A LOS PSIQUIATRAS
Y no me lo van a creer, pero, no me explico por qué todos los médicos no especializados en psiquiatría piensan en automático (incluido mi gran amigo Beristáin) que todos los psiquiatras están locos. No me dejará mentir Juanito Romero, un día me presentó a su papá, (quien también es un afamado galeno -de los de la vieja guardia, allá en la zona de la Cuenca del Papaloapan-), y, exactamente el día anterior a que me presentaran al médico, habíamos tenido una cena todo el grupo (todavía compartió el pan y la sal con toda la flota el Dr. Lucas Deschamps -quien también compartía la misma opinión respecto a los psiquiatras-) y recordando todas las anécdotas, cité la presencia del Dr. Córdova, a quien en cuanto lo identifiqué como psiquiatra, el progenitor de Juanito, sin mediar reflexión de por medio aseveró con gran firmeza: "Está loco".
¿Qué pasa? ¿Sepa la bola?, pero, los psiquiatras no son aceptados por sus colegas galenos.
LOS MEDICOS, LOS PRIMEROS EN NEGARSE A VER AL PSIQUIATRA
Platicaba el Dr. Córdova, que precisamente, en cuanto surge la recomendación o "sugerencia" de que un médico tenga sesión con algún psiquiatra ¡Nadie asiste a tal encuentro!, pues tienen terror de ser catalogados como locos en cuanto el resto de los colegas se enteren de tal situación (¡Pa'su! Y miren que son comunicativos y quemadores en el gremio doctoril). Luego entonces, si así está el asunto entre los mismos galenos, cómo no va a estar la comunidad, más corriente que común, en total y absoluto rechazo a asistir a una sesión de tal especialidad.
LA VERDAD NOS HACE LIBRES, PERO, HAY QUE TRABAJAR AMBAS
Pero, regresando al título de la presente "calumnia", en la por demás grata charla con mis cuaderno de doble raya, surgió precisamente el concepto "paz", o sea, ese estado anímico de tranquilidad espiritual que todo ser humano busca durante toda la existencia y, el Dr. Córdova dijo, al estarse manejando varias doctrinas, credos y tendencia filosófica, que precisamente la respuesta a la confusión que hoy vive el género humano puede estar en no haberse interpretado bien el versículo mencionado en el título, pues ahí se expresa: "Conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres" (Juan, 8: 32). Que Jesús habla de la "verdad y la libertad", no de la paz; y, que la paz puede ser consecuencia precisamente de la verdad y la libertad, pero, antes de llegar a tal estado, se debe conocer la verdad y como resultado se será libre, y, la verdad es conocernos a cada uno de nosotros, antes de pretender conocer a los demás y alcanzando la libertad, ésta hay que trabajarla, pues no en automático se da. Pues la libertad, no obstante es redundante expresarlo, es albedrío y el albedrío es la decisión de cada uno de nosotros sustentados en nuestra verdad. Lo cual, incuestionablemente está en chino, sobre todo en este tiempo y época en que todo está hecho, ya nada hay que inventar, ni descubrir y en caso de que algo llegue a fallar: el ansiolítico, el sedante, alguna droga mayor, vulgo: "el avión".
TAN DIFÍCIL QUE POR ESO SE CAMBIA LIBERTAD POR SEGURIDAD
Por lo tanto, la tarea no está tan fácil, pues eso de conocerse a uno mismo es tan fácil, pero, paradójicamente tan, tan difícil, que de ahí que andemos buscando la sabiduría en cápsulas o exigiendo se nos de por terceras personas en prácticas recetas de cocina. Lo cual es imposible, pues, ésta, la vida, es el encuentro con todos, pero, sobre todo...con nosotros mismos. Y he aquí el gran dilema y de ahí que andemos entregando nuestra libertad a otros con tal de ahorrarnos el trabajo de enfrentar nuestra realidad.
correo: losbuenodias @ gmail.com
En otras ocasiones hemos platicado sobre este versículo de San Juan (obvio, en el evangelio escrito por él), pero, hoy se los vuelvo a traer a colación en función a que la charla con los médicos se volvió a repetir en un desayuno organizado por quien esto escribe. Y resulta, que como siempre, salió a relucir el intelecto, la materia gris y las profundas cavilaciones. Más que nada, creo, porque se trató sobre el tema de la psiquiatría. Los de la voz cantante y docta, fueron los doctores y grandes amigos, José Luis Beristáin Silva y Alejandro Córdova Córdova (el primero afamado gastroenterólogo de nuestra ciudad y Estado; amén de cardiólogo, oncólogo, dermatólogo, pediatra, geriatra y varias otras especialidades que gracias a mi familia ha debido llevar a la práctica, en virtud de que desde que lo conocimos nadie de la familia ha querido ir a ver a ningún otro médico salvo a él; el segundo, notable psiquiatra, alumno de Erich Fromm; fundador del Colegio de Psiquiatría de México, junto con el Dr. Ramón de la Fuente -papá- y destacado practicante del budismo Sen), como oyentes y conocedores responsables de la parte histriónica -ergo desmadre- del encuentro, los mejores otorrinos de Veracruz y ahora ambos subdirectores nocturnos del CMNARC del IMSS, nadamás y nadamenos que los también grandes amigos, Pedro Gutiérrez Aguilar, connotado especialista en la angina derecha, y Juan Romero Vera, excepcional especialista en la angina izquierda. A tal grado ha llegado la irreverencia de Pedrito (que como buen médico no especializado en psiquiatría, se encuentra contrario a tal especialidad), en la réplica hecha al Dr. Córdova por los conceptos por éste vertidos, preguntó si había sido buen alumno de la especialidad. Al no querer sonar el Dr. Córdova presuntuoso, dio como referencia que el Dr. Ramón de la Fuente lo llevaba a prácticas hospitalarias. Y Pedrito, todo candor, abundó con la pregunta: "¿Cómo paciente psiquiátrico?". Excuso decirles las carcajadas estallaron ipso facto. En tanto, Juan Romero se dedicaba a hacer todo tipo de simulacros de efectos guturales, ya bien de líquido siendo vertido cuando alguien se servía el café o imitando el ulular del viento (afuera soplaba el norte).
¡NOTABLE EL AMBIENTE!
Estoy seguro los comensales a nuestro alrededor concluyeron el grupo en pleno se había escapado del pabellón -no hay- psiquiátrico del IMSS. Al que esto escribe, le tocó la grata tarea de ser el moderador de tan singular "simpósium".
LOS MEDICOS NO PSIQUIATRAS NO ACEPTAN A LOS PSIQUIATRAS
Y no me lo van a creer, pero, no me explico por qué todos los médicos no especializados en psiquiatría piensan en automático (incluido mi gran amigo Beristáin) que todos los psiquiatras están locos. No me dejará mentir Juanito Romero, un día me presentó a su papá, (quien también es un afamado galeno -de los de la vieja guardia, allá en la zona de la Cuenca del Papaloapan-), y, exactamente el día anterior a que me presentaran al médico, habíamos tenido una cena todo el grupo (todavía compartió el pan y la sal con toda la flota el Dr. Lucas Deschamps -quien también compartía la misma opinión respecto a los psiquiatras-) y recordando todas las anécdotas, cité la presencia del Dr. Córdova, a quien en cuanto lo identifiqué como psiquiatra, el progenitor de Juanito, sin mediar reflexión de por medio aseveró con gran firmeza: "Está loco".
¿Qué pasa? ¿Sepa la bola?, pero, los psiquiatras no son aceptados por sus colegas galenos.
LOS MEDICOS, LOS PRIMEROS EN NEGARSE A VER AL PSIQUIATRA
Platicaba el Dr. Córdova, que precisamente, en cuanto surge la recomendación o "sugerencia" de que un médico tenga sesión con algún psiquiatra ¡Nadie asiste a tal encuentro!, pues tienen terror de ser catalogados como locos en cuanto el resto de los colegas se enteren de tal situación (¡Pa'su! Y miren que son comunicativos y quemadores en el gremio doctoril). Luego entonces, si así está el asunto entre los mismos galenos, cómo no va a estar la comunidad, más corriente que común, en total y absoluto rechazo a asistir a una sesión de tal especialidad.
LA VERDAD NOS HACE LIBRES, PERO, HAY QUE TRABAJAR AMBAS
Pero, regresando al título de la presente "calumnia", en la por demás grata charla con mis cuaderno de doble raya, surgió precisamente el concepto "paz", o sea, ese estado anímico de tranquilidad espiritual que todo ser humano busca durante toda la existencia y, el Dr. Córdova dijo, al estarse manejando varias doctrinas, credos y tendencia filosófica, que precisamente la respuesta a la confusión que hoy vive el género humano puede estar en no haberse interpretado bien el versículo mencionado en el título, pues ahí se expresa: "Conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres" (Juan, 8: 32). Que Jesús habla de la "verdad y la libertad", no de la paz; y, que la paz puede ser consecuencia precisamente de la verdad y la libertad, pero, antes de llegar a tal estado, se debe conocer la verdad y como resultado se será libre, y, la verdad es conocernos a cada uno de nosotros, antes de pretender conocer a los demás y alcanzando la libertad, ésta hay que trabajarla, pues no en automático se da. Pues la libertad, no obstante es redundante expresarlo, es albedrío y el albedrío es la decisión de cada uno de nosotros sustentados en nuestra verdad. Lo cual, incuestionablemente está en chino, sobre todo en este tiempo y época en que todo está hecho, ya nada hay que inventar, ni descubrir y en caso de que algo llegue a fallar: el ansiolítico, el sedante, alguna droga mayor, vulgo: "el avión".
TAN DIFÍCIL QUE POR ESO SE CAMBIA LIBERTAD POR SEGURIDAD
Por lo tanto, la tarea no está tan fácil, pues eso de conocerse a uno mismo es tan fácil, pero, paradójicamente tan, tan difícil, que de ahí que andemos buscando la sabiduría en cápsulas o exigiendo se nos de por terceras personas en prácticas recetas de cocina. Lo cual es imposible, pues, ésta, la vida, es el encuentro con todos, pero, sobre todo...con nosotros mismos. Y he aquí el gran dilema y de ahí que andemos entregando nuestra libertad a otros con tal de ahorrarnos el trabajo de enfrentar nuestra realidad.
correo: losbuenodias @ gmail.com
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