EMPRESA CIEN POR CIENTO JAROCHA Y DE GRAN PROSAPIA

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Resulta que el pasado sábado 1 de abril se festejaron nadamenos que los treinta años de la Parroquia del Malecón de Don Marcelino Fernández Lavid, a quien la enorme mayoría de sus amigos lo conocía como el tío Marce. A mí no obstante me honró siempre con su amistad, siempre le he dicho Don Marcelino.
En este sitio, entre otros notables aconteceres, año con año el buen Don Marce ha festejado a los lectores y fans de La Tercera Edad. Y a mí en lo personal me llena de muy gratos recuerdos el lugar, pues me resulta un sitio especial éste el de la Parroquia del Malecón del Tío Marce, en función a que ahí siempre me "estacionaba" con mi palomilla en una de las mesas. Y bueno, cuando se evocan memorias de la etapa de la adolescencia y la temprana juventud ¡Rediez!, que todo resulta excelsamente agradable.
¡HOMBRE! QUE YO ME SE LA HISTORIA DESDE QUE ERA "LA TERRAZA"
El otro día estando con un grupo de amigos en el café de Don Marce, se desató una muy elocuente polémica, en virtud de que hasta Lola, la señora que vende billetes de lotería presumía saber toda la historia de los 30 años del café. Entonces, un tanto retador le pedí me dijera qué había del lado del malecón antes de que se construyeran las actuales instalaciones. Ella aseguraba que sólo un edificio viejo que fue demolido; y como estaba muy necia, le aposté una serie completa a que en calidad de antecedente de la Parroquia del Malecón había existido antes en un pequeño pasillo techado y a todo lo ancho de la banqueta, el café "Terraza". Llamamos para tal efecto al mesero de mayor antigüedad en el local y efectivamente, confirmó mi decir, pero, es la hora en que estoy esperando que Lola cumpla su palabra, creo primero me sacaré el premio mayor que ella su promesa.
JAMÁS HABRÍA ACEPTADO TAL COMPONENDA. TODO ERA PARTE DE LA AMISTOSA ALEGATA
Esto claro, yo jamás habría aceptado ni una fracción del peculio de la gentil vendedora de billetes, toda vez que ese es su medio de subsistencia, pero, como parte del folklore de nuestro terruño y del café mismo, la alegata entre los amigos, Lola y los meseros que intervenían, me confirmó una vez más que si en Veracruz existe algo de noble y gran arraigo es la democracia, ergo, el entendimiento entre todos los ciudadanos, no importando sin el menor distingo de las pretenciosas facciones profesión, cargo o posición, aquí como en aquella canción, "¿De qué color es la piel de Dios?": "...todos son iguales a los ojos de Dios".
CREO CON EL AFORO ACTUAL NO CABRÍA NADIE Y HASTA TUMULTOS HABRÍA
Pues ahí estuvo primero "La Terraza", un angosto pasillo de aproximadamente unos 30 metros en donde las mesas estaban superpeleadas, así también las que estaban sobre la banqueta. Después de que la tropa se aventaba aquellas maratónicas caminatas del zócalo al malecón, del malecón al zócalo, terminaba uno con ganas de aventarse la clásica "nieve de limón con coca" ¡Riquísima!, acompañada por las desde entonces tradicionales "medias noches" o los "platillos voladores". Imagino que muy bien deben recordar todo esto. Junto estaba el "Silver", que ahora es una casa en donde se venden artesanías, pero, en aquellos ayeres (la década de los setenta) fue también un café. Un tanto glamourosa la atmósfera, pero, no se le acercaba en movimiento y tradición al de "El Terraza".
SI LA MEMORIA NO ME FALLA, DON MARCE YA ERA EL PROPIETARIO
Si mal no me acuerdo ya era el dueño de ahí Don Marcelino. Este dato no lo tengo confirmado, pero, recuerdo haberlo visto por ahí, pues incuestionablemente el mismo personal administrativo que ahora se ve en La Parroquia, recuerdo haberlo (claro, todos más jóvenes) visto en aquel primigenio café.
SE QUEDO EN EL TINTERO DE LOS PLANES EL HOTEL
Hasta donde me contó Don Marce, la idea en la actual sede de su café, era la construcción de un hotel, pero, por cuestiones de carácter financiero en que nos metieron a todos los mexicas el buen Don Marce me dijo esperaba tiempos mejores.
ASI COMO EL FUE GENEROSO EN VIDA, DIOS FUE GENEROSO CON EL. MULTIPLICO Y COMPARTIO LOS DONES OTORGADOS
De lo que no me cabe la menor duda, es que Don Marce vivió a plenitud su vida, llena de logros en función a ese espíritu industrioso y sobre todo honesto que siempre lo caracterizó y por ello todos los que lo conocimos y compartimos su amistad lo tenemos en tiempo presente.
EL SIGUE PRESENTE ENTRE QUIENES LO ESTIMAMOS DE SIEMPRE
Pues habrán ustedes notado que en el caso de nuestro gran amigo Don Marcelino Fernández Lavid hablo de él en presente de indicativo, en función a que él sigue con nosotros. Su personalidad y notable don de gente le permiten el seguir entre nosotros, tal y como si estuviese, o bien de viaje o comiendo en su casa y por algún motivo no ha llegado al café, pero, en otro día lo volveremos a ver él, haciendo de la amistad todo un ejercicio y modo de vida.

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