SOLO SE ES NIÑO UNA VEZ

SOLO SE ES NIÑO UNA VEZ
Efectivamente, así mismo solamente una vez se va pasando por cada una de las etapas de las que se conforme el maravilloso ciclo de este misterio llamado vida, pero, de que la etapa de la niñez es maravillosa de las maravillosas de todas las que conforman la existencia, ni quién lo dude.
Claro, en las demás existen toda una gama de satisfactores y circunstancias por demás también inenarrables de excelsitud en su vivencia, como el "despertar" en la adolescencia; pero, esa fantasía, inocencia, sencillez y creatividad que siempre se manifiesta en la infancia, en mi muy modesta opinión, hace de esta etapa de la vida algo muy, pero muy bonito.
¡QUE INVENTIVOS SON TODOS LOS NIÑOS!
Incluso, salvo que un niño se encuentre enfermo, su vivacidad y alegría por la existencia misma se muestra de manera por demás invariable hasta en los hijos de las indígenas chiapanecas que venden géneros en los cruceros de la ciudad. No obstantes es altamente temerario, se ve a los hijos de estas señoras, correr alegres por los camellones, inventando toda una gama de juegos en su carrera por la banqueta central, en lo que sus progenitoras venden sus productos.
Esa es tal vez la parte mágica de la infancia, la magia que encierra todo niño en su mente; esa magia que nunca, pero nunca debe ser agredida, menoscabada o reprimida, sino todo lo contrario, estimulada, fomentada y apoyada en todo momento, pues de aquí depende precisamente la estabilidad emocional del futuro adulto.
¡LLEVEN A LOS NIÑOS A TREPAR ÁRBOLES! BUENA TERAPIA
Aprovecho el espacio y a la vez que hoy es el Día de Niño para insistir con los señores padres de familia sobre la necesidad de que lleven a sus hijos al campo, los dejen trepar a los árboles a fin de que vean la diversión de ser niño no sólo incluye el entretenimiento en toda esa gama de juegos electrónicos hoy tan en boga, sino el inenarrable deleite de la improvisación de juegos en campo abierto.
Que, les debo además contar, sobre todo a aquellos de mi propia generación (ando en los 54 años de edad), que en nuestros tiempos no obstante ya existía el Día del Niño, éste no era festejado con la intensidad en que se hace en el presente, incluso, si mal no me acuerdo, hasta a clases asistíamos, pues, tanto con los maestros que teníamos, como con el calibre de progenitores, sobre todo nuestras madres, creo todos los días era día del niño.
¡QUE PADRE FUE NUESTRA INFANCIA!
Pues ni maestros ni papás estaban en la neurosis en la que aparentemente están los del presente, independientemente de que no había toda esa normativa prevaleciente en el presente, que incluye el inefable ¡Psicólogo!
Por ejemplo, y claro, ante la enorme cantidad de vehículos y peligros prevalecientes, no queda de otra, que hacer auténticas actas notarizadas para que un niño salga a jugar a la calle. En mi infancia, en virtud de que vivíamos en un departamento en el tercer piso, sólo teníamos que gritar al momento de salir a la calle: "¡Mami, voy a abajito!". Y salir corriendo cuesta abajo las escaleras, para perdernos en esa maravilla, que hoy en retrospectiva, veo era todo nuestro barrio.
ESE CUMULO DE LIBERTAD EN TODO SENTIDO EVITO MALES
Todo cambiaba cuando estaba presente mi papá, pues debíamos entonces proceder a pedir permiso (e invariablemente terminábamos "abajito"; estoy seguro mi señor padre sabía de lo necesario que era ir a convivir en plena calle con la palomilla y hacer todo tipo de juegos). No obstante, en una ocasión en que estaba un tanto didáctico, nos llegó a decir a los varones: "Ese "abajito" no me cabe duda comprende desde todo Veracruz hasta Boca del Río".  Y si, solamente nosotros sabíamos a dónde andábamos, en qué casa nos metíamos o qué juego inventábamos, en lo que las mamás estaban intercambiando recetas de cocina, investigando algún remedio casero y salvo algún imponderable intervenían en la ininterrumpida carrera de nuestros juegos.
"¡YA SABES COMO TE VOY A IR A LEVANTAR!"
En cuanto mi madre me veía arriba de los árboles de la casa de doña Rosa de Lendeche, siempre me decía: "Ya te vi trepado en los árboles con todos los demás chamacos, nadamás te caes y ya sabes como te voy a ir a levantar". Lo cual era mera amenaza sin fundamento, pues en una ocasión si me caí y fue por mí, llena de ternura y preocupación hacia su incipiente Tarzán en época de crisis alimentaria (aunque no lo crean era yo delgado).
No me cabe la menor duda los padres siempre quieren y han querido mucho a sus hijos (es un principio de supervivencia de la especie), pero, lamentablemente por las circunstancias de la modernidad y las adicciones y la locura con la que ahora vivimos los niños deben ser sobre protegidos.
TODOS LOS DÍAS DEBEN SER DEDICADOS AL NIÑO
En fin, no digo que me uno pues siempre he estado unido a ese cúmulo de voces que hoy hacen de este día algo especial hacia los niños, y, no por darme guayabazos, pero en cuanto tengo la oportunidad de convivir con la gente menuda lo hago con mucho muy buen ánimo, tratando de hacerlos sentir bien, sobre todo si se trata del gremio femenino. Pues, cuán encantadoras son la niñas.  Y mis sobrinas y las ahijadas siempre me traen finto con lo del "domingo" y le tengo que "entrar a Belén bailando".
"DEJAD QUE LOS NIÑOS VENGAN A MI" (LUCAS 18: 15, 16 Y 17)
Y no cabe duda, doy por válida aquella expresión de Jesús, que al referirse a los niños dijo debería el ser humano ser como ellos a fin de poder entrar al reino de Dios y haber defendido desde aquellos ayeres a estos seres tan maravillosos que son los niños, pues, nunca, nunca, se debe atentar en contra de nadie y mucho menos de los infantes, es un delito execrable. Por fortuna, en nuestra infancia no había en nuestro entorno gente de malas quimeras, al contrario, todos nos cuidaban.
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