¡LA GRAN MARCHA DE LA VIDA!
¡LA GRAN MARCHA DE LA VIDA!
Ayer se llevó a cabo el tradicional "cafecito" anual de la sección dominical de la Tercera Edad de este gran diario El Dictamen, Decano de la Prensa Nacional, siendo los anfitriones la familia Fernández Rivero de El Gran Café de La Parroquia del Malecón", estando presentes la señora Felisa Rivero de Fernández, el C.P. Marcelino Fernández Rivero y la artista gráfica Anny Fernández Rivero de Herrera, quienes de manera generosa mantienen la tradición instituida por nuestro gran amigo de toda la vida, el gran veracruzano oriundo de Santander, España, Don Marcelino Fernández Lavid, quien no obstante ha partido a la Casa del Señor, se encuentra siempre presente entre nosotros, porque lo recordamos con gran cariño en función a su risueña, cuando caballerosa personalidad y por lo tanto, continúa vigente, tanto en obra como en su permanencia espiritual.
UN GRAN REVENTON ENTRE PERSONAS EN PLENITUD DE EDAD
En un diccionario muy viejito que tengo sobre psicología, que lo compré en mis épocas de estudiante de secundaria y anda el texto extraviado entre una pila de libros que tengo, si mal no recuerdo hay ahí una frase que dice: "Y si todos tienden a la diversión es que todos tienen ganas de vivir". Lo cual se aplica al pie de la letra a todos los participantes de este gran encuentro llamado "Cafecito de la Tercera Edad", de El Dictamen y del Gran Café de la Parroquia de El Malecón, pues, con todo y el tiempo de todos los diablos que ha habido, sobre todo ayer, con frío, lluvia y "norte", mis aguerridos amigos de la Tercera Edad, abarrotaron el café, muchos por su propio pie y otros con bastón en ristre, pero, el común denominador era la sonrisa y la alegría en todos los rostros, pero sobre todo la voluntad inquebrantable de mantener vigente la existencia. No así facilona y de quejumbre ¡No!, de la punta de la estampida para arriba, pues, una señora, de nombre Irene Espinosa, ex integrante de las Bastoneras del Catorce, de 81 años de edad ¡Bailó toda la hora que tocó la marimba!, lógico, no con aquellos ímpetus de los años mozos, pero, en su alegre movimiento flexionaba las rodillas en lo que sus contertulios entre aplausos le gritaban: "¡Suelo, suelo, suelo!". Y Doña Irene, a sus 81 abriles casi logra llegar con salsero movimiento hasta el piso.
¡Y NO PARO DE BAILAR!
Lo que más me llamó la atención, es que comenzó a bailar "Caballo viejo de la sabana" con bastón, pero, cuando en la quinta pieza, después de "Nereidas", "Veracruz" y otros ritmos, la marimba se receta el "Mambo número 8", el bastón se encontraba recargado en una silla y Doña Irene se desplazaba por propio pie, según esto, decía ella: "es que ya me desentumí".
SOBRESALIO DE ENTRE SUS PARES QUE ¡TODOS BAILARON!
Hago la pertinente aclaración de que toda la concurrencia estuvo en la pachanga y la improvisada pista de baile se mantuvo siempre abarrotada de los bailadores, que gracias a esas grandes ganas de vivir y gozar todo hálito de vida, olvidaron todo tipo de dolencias y se entregaron en forma por demás jovial, desparpajada y despreocupada a sacarle brillo al piso del Café de "La Parroquia". No obstante, en esta ocasión fue Doña Irene la que más llamó la atención en función a sus pasos harto novedosos. Incluso, se ayudaba apoyándose en el respaldo de una silla, para hacer la pantomima de lanzar al aire las chanclas de color rojo de "vidrería" (según los comentarios en la mesa donde yo estaba, así se le denomina al calzado usado por la bailarina), que traía a juego con su vestido del mismo color.
¡HOMBRE! ¡QUE GANAS DE VIVIR Y SEGUIR VIVIENDO BAILANDO!
Es realmente motivante ver a todas estas personas que conservadoramente en su mayoría han rebasado los setenta años de edad, armar un ambiente de algarabía, camaradería, pero sobre todo mostrar esa incólume y recia voluntad de ¡Vivir!
De demostrar además, constituyéndose en preclaros ejemplos de que los seres humanos no somos entes de consumismo y mucho menos de tendencias hacia la violencia como es ahora el común denominador en todo el globo terráqueo, sino entes con un claro perfil de disfrute y goce de este gran misterio llamado vida.
DIGNOS ALUMNOS DE BOCCACCIO
De alguna manera, y ante la enorme tragedia que hoy vive el género humano entre tanta polución, enfrentamientos, desgracias y cataclismos naturales que asolan el mundo, como si se tratara todo esto de una moderna peste negra, como sucedió en la Edad Media en Europa, al ver a todos estos Adultos en Plenitud, gozando, divirtiéndose, mostrando su mejor cara y sonrisas, me remontaron a aquellas narraciones del célebre autor florentino del medioevo del Decamerón, quien, cansado de tanta mortandad y pensando de que la peste era el final, se fue con un grupo de amigos al bosque a gozar, a pasarla bien, a disfrutar, a bailar y brincar, en lo que la muerte sobrevenía. Y la muerte nunca les llegó, porque al huir al bosque se alejaron del medio mórbido, no fueron infectados y lograron, sin proponérselo ¡Sobrevivir!, bailando y en la pachanga.
REALMENTE GRACIAS A TODOS POR TAN NOTABLES EJEMPLOS
Y, así estos gratos amigos, con su despreocupado comportamiento han sido un verdadero remanso entre tanto bullicio y ajetreo de la vida moderna, alejados de computadoras, celulares, drogas, vicios, Tafil y el consabido ¡Estrés! Que tan sólo con una marimba, uno o dos cafés y tres o cuatro "canillas" de La Parroquia, me dieron una cátedra de lo que es gozar la vida en plenitud. Gracias por la notable lección amigos. Gracias también a Doña Felisa, a quien me dio mucho gusto verla radiante, sonriente, con su actitud y temple de no arredrarse ante nada, lo cual indiscutiblemente es todo un aliciente para quienes luego tenemos el síndrome de "Atlas", de andar cargando el mundo a nuestras espaldas, cuando que es el mundo quien carga con nuestra breve, frágil y leve humanidad.
correo: losbuenosdias@gmail.com
Ayer se llevó a cabo el tradicional "cafecito" anual de la sección dominical de la Tercera Edad de este gran diario El Dictamen, Decano de la Prensa Nacional, siendo los anfitriones la familia Fernández Rivero de El Gran Café de La Parroquia del Malecón", estando presentes la señora Felisa Rivero de Fernández, el C.P. Marcelino Fernández Rivero y la artista gráfica Anny Fernández Rivero de Herrera, quienes de manera generosa mantienen la tradición instituida por nuestro gran amigo de toda la vida, el gran veracruzano oriundo de Santander, España, Don Marcelino Fernández Lavid, quien no obstante ha partido a la Casa del Señor, se encuentra siempre presente entre nosotros, porque lo recordamos con gran cariño en función a su risueña, cuando caballerosa personalidad y por lo tanto, continúa vigente, tanto en obra como en su permanencia espiritual.
UN GRAN REVENTON ENTRE PERSONAS EN PLENITUD DE EDAD
En un diccionario muy viejito que tengo sobre psicología, que lo compré en mis épocas de estudiante de secundaria y anda el texto extraviado entre una pila de libros que tengo, si mal no recuerdo hay ahí una frase que dice: "Y si todos tienden a la diversión es que todos tienen ganas de vivir". Lo cual se aplica al pie de la letra a todos los participantes de este gran encuentro llamado "Cafecito de la Tercera Edad", de El Dictamen y del Gran Café de la Parroquia de El Malecón, pues, con todo y el tiempo de todos los diablos que ha habido, sobre todo ayer, con frío, lluvia y "norte", mis aguerridos amigos de la Tercera Edad, abarrotaron el café, muchos por su propio pie y otros con bastón en ristre, pero, el común denominador era la sonrisa y la alegría en todos los rostros, pero sobre todo la voluntad inquebrantable de mantener vigente la existencia. No así facilona y de quejumbre ¡No!, de la punta de la estampida para arriba, pues, una señora, de nombre Irene Espinosa, ex integrante de las Bastoneras del Catorce, de 81 años de edad ¡Bailó toda la hora que tocó la marimba!, lógico, no con aquellos ímpetus de los años mozos, pero, en su alegre movimiento flexionaba las rodillas en lo que sus contertulios entre aplausos le gritaban: "¡Suelo, suelo, suelo!". Y Doña Irene, a sus 81 abriles casi logra llegar con salsero movimiento hasta el piso.
¡Y NO PARO DE BAILAR!
Lo que más me llamó la atención, es que comenzó a bailar "Caballo viejo de la sabana" con bastón, pero, cuando en la quinta pieza, después de "Nereidas", "Veracruz" y otros ritmos, la marimba se receta el "Mambo número 8", el bastón se encontraba recargado en una silla y Doña Irene se desplazaba por propio pie, según esto, decía ella: "es que ya me desentumí".
SOBRESALIO DE ENTRE SUS PARES QUE ¡TODOS BAILARON!
Hago la pertinente aclaración de que toda la concurrencia estuvo en la pachanga y la improvisada pista de baile se mantuvo siempre abarrotada de los bailadores, que gracias a esas grandes ganas de vivir y gozar todo hálito de vida, olvidaron todo tipo de dolencias y se entregaron en forma por demás jovial, desparpajada y despreocupada a sacarle brillo al piso del Café de "La Parroquia". No obstante, en esta ocasión fue Doña Irene la que más llamó la atención en función a sus pasos harto novedosos. Incluso, se ayudaba apoyándose en el respaldo de una silla, para hacer la pantomima de lanzar al aire las chanclas de color rojo de "vidrería" (según los comentarios en la mesa donde yo estaba, así se le denomina al calzado usado por la bailarina), que traía a juego con su vestido del mismo color.
¡HOMBRE! ¡QUE GANAS DE VIVIR Y SEGUIR VIVIENDO BAILANDO!
Es realmente motivante ver a todas estas personas que conservadoramente en su mayoría han rebasado los setenta años de edad, armar un ambiente de algarabía, camaradería, pero sobre todo mostrar esa incólume y recia voluntad de ¡Vivir!
De demostrar además, constituyéndose en preclaros ejemplos de que los seres humanos no somos entes de consumismo y mucho menos de tendencias hacia la violencia como es ahora el común denominador en todo el globo terráqueo, sino entes con un claro perfil de disfrute y goce de este gran misterio llamado vida.
DIGNOS ALUMNOS DE BOCCACCIO
De alguna manera, y ante la enorme tragedia que hoy vive el género humano entre tanta polución, enfrentamientos, desgracias y cataclismos naturales que asolan el mundo, como si se tratara todo esto de una moderna peste negra, como sucedió en la Edad Media en Europa, al ver a todos estos Adultos en Plenitud, gozando, divirtiéndose, mostrando su mejor cara y sonrisas, me remontaron a aquellas narraciones del célebre autor florentino del medioevo del Decamerón, quien, cansado de tanta mortandad y pensando de que la peste era el final, se fue con un grupo de amigos al bosque a gozar, a pasarla bien, a disfrutar, a bailar y brincar, en lo que la muerte sobrevenía. Y la muerte nunca les llegó, porque al huir al bosque se alejaron del medio mórbido, no fueron infectados y lograron, sin proponérselo ¡Sobrevivir!, bailando y en la pachanga.
REALMENTE GRACIAS A TODOS POR TAN NOTABLES EJEMPLOS
Y, así estos gratos amigos, con su despreocupado comportamiento han sido un verdadero remanso entre tanto bullicio y ajetreo de la vida moderna, alejados de computadoras, celulares, drogas, vicios, Tafil y el consabido ¡Estrés! Que tan sólo con una marimba, uno o dos cafés y tres o cuatro "canillas" de La Parroquia, me dieron una cátedra de lo que es gozar la vida en plenitud. Gracias por la notable lección amigos. Gracias también a Doña Felisa, a quien me dio mucho gusto verla radiante, sonriente, con su actitud y temple de no arredrarse ante nada, lo cual indiscutiblemente es todo un aliciente para quienes luego tenemos el síndrome de "Atlas", de andar cargando el mundo a nuestras espaldas, cuando que es el mundo quien carga con nuestra breve, frágil y leve humanidad.
correo: losbuenosdias@gmail.com
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